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 Valerio Vicentino

Entallador

Biografía de : "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550



Aunque los egregios Griegos engastando las piedras orientales fueron divinos y en los camafeos que trabajaron lo hicieron con gran perfección.
Me equivocaría, y sería una injuria muy grande, no darme cuenta de estos, que con maravilloso talento los imitaron, Y, aún sabiendo de edades anteriores, que no se vieron en los modernos, según se diga, aún nadie hay que supere a los antiguos en finura y dibujo, como en esta época presente realmente feliz, edad afortunada y en toda crecida de las maravillas del Cielo, en milagros que los hombres hacen humanamente, y trabajados, que en el mundo se vieron, y especialmente en los cristales de Giovanni de Castel Boloñes, hechos para Hipólito cardenal de Médicis en el Ticio (#), el Ganímedes, y otras patenas piedras cóncavas trabajadas, al servicio de Giovanni, Reverendísimo cardenal de los Salviati.

Del mismo modo se vió en las netas y limpias obras de Valerio Vicentino, que tanta multitud se ve salida de su mano, que maravilla que haya podido con un magisterio tan fino, tan extraordinarias obras.

Y al Papa Pablo III le dio unas patenas muy bonitas y una cruz divina (¿#?); y del mismo modo unos conos de acero para grabar medallas, con las impresiones de las cabezas de antiguos, tan igualmente trabajadas que no se puede en belleza hacer nada mejor, ni desear mejor calidad.

Infinito número de las cosas que hizo se encuentran en poder del Reverendísimo cardenal Farnese, el cual tanto a Giovanni como a Valerio los hizo trabajar. Este acabó en el arte trabajado en lo suyo con tanta práctica, que a la edad de 77 años ha hecho con armonía y con las manos, milagros magníficos. Enseñó al arte a su hija que trabaja muy bien, y doctamente. Era muy ligera y continuamente conseguía por deleite mármoles antiguos, impresiones de escayolas antiguas, y cosas modernas, y gastaban lo que fuera para llevarse siempre lo que estimaba. Y del mismo modo de los maestros que eran buenos tenía dibujos, y los tenía con veneración y mucho cariño, por lo que el local suyo en Vicenza está lleno de tantos y tan distintos adornos, que provoca estupor ver el amor que Valerio tiene al arte. Y en la verdad se conoce cuando uno se aferra a la virtud, al trabajar en esta de continuo hasta la fosa, consiguiendo obras virtuosas y dejando después de muerto un rastro infinito.

Adquirió Valerio premios por las obras muy grandes; y obtuvo beneficios y favores de los príncipes a los que sirvió, por lo que podrán, estos que permanecen, gracias a él, mantener un estado de honrado grado. Y no pudiéndolo más, trabajar para ellos debido a la vejez, ni ya vivir, rindió el alma a Dios, el año 1546. Y se hizo esta memoria:

SI SPECTAS A ME DIVINE PLURIMA SCULPTA
ME CERTE ANTIQUIS AEQUIPARARE POTES

aprox: "Si miras mis divinas y muchas esculturas, acertarás en equipararme a los antiguos."

Dejó después de él, muchos y elogiados autores vivos, que con mucho lo superaron, como se ve en las obras de Luigi Anichini de ferrara, el cual por la finura de talla, y la aguda terminación, parecen sus cosas maravillosas. Pero mucho más a uno y otro ha superado en dibujo, de gracia y bondad, el universal, Alejandro Cesati llamado el Griego. El cual, en camafeos y en medallas hizo grabados en hueco y relieve con suma gracia y divinidad; y con los conos de acero trabajados en hueco y con los buriles llevó el detalle de tal arte con tanto extremo y diligencia que su valor no puede ir sin la compañía del elogio, la gracia, y la amabilidad.

Y el que quiera terminar de asombrarse con sus milagros, que contemple la medalla hecha a Papa Pablo III , que de bondad y de similitud es muy perfecto, como el maravilloso revés de aquélla (¿#?). Miguel Ángel, en mi presencia, luego de vista, dijo haber llegado la muerte en el arte, no pensando poder verla mejor. Seguidores que le imitaban en las medallas con diligencia muy grande León Aretino, orfebre y tallista celebrado; al seguir en el arte, si los años de su vida llegan siguiendo su curso, se verán de él obras milagrosas tan hermosas y elogiadas como las vistas hasta el presente. Y del mismo modo entre tales cabezas siguió y sigue tallando Filippo Negrollo milanés, tallista de buril en armaduras de hierro con follajes y figuras, y Gasparo y Girolamo Misuroni, tallistas, y Jacopo da Trezzo, que en Milán su patria, hizo dignas obras alabadas. Como aún se muestra en las medallas de Pietro Paulo Galeotti, romano, y que hizo al duque Cosimo en Florencia, más allá de los conos de las medallas en las obras de la ataujía, siguiendo la manera del maestro Salvesto (¿?), que en tal profesión en Roma hizo cosas divinas. Enea (Enea Vico) parmesano, tallista de grabados, que trabaja hoy afortunadamente, y de Jerónimo de Fagiuoli boloñés, tallista también de grabados y buen maestro de buril.

 

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