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el desnudo en la obra de il Perugino
+ obras religosas de Perugino,

 

 Pietro Perugino

Biografía de : "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550

Los beneficios que aporta a los talentos la pobreza, en cualquier rama en la que ellos estén, y cuan potente causa es para hacerlos llegar a la perfección consiguiendo los más altos grados de excelencia, muy claramente se muestra en las obras de Pietro Perugino; quién que se fue de las extremas calamidades de Perugia conduciéndose a Florencia, deseando por medio de la virtud de alcanzar algún grado, estuvo muchos meses no teniendo ni cama, mal dormía en una caja. Haciendo de la noche día, y con enorme entusiasmo y continuo tesón estudió su profesión; Como prenda de vestir hizo en ello, ningún otro placer conoció que de trabajar siempre en el arte y siempre pintar. Pues, al tener siempre delante de los ojos el terror de la pobreza, hacía cosas para ganar dinero que se observa que quizás no hubiera tenido que haber hecho teniendo para mantenerse; y por ventura si bien la riqueza le hubiera cerrado las puertas de la excelencia y la virtud, cuánto se las abrió la pobreza pinchándole la necesidad de dejar de ser pobre y de baja condición, si no podía a una grandiosa y suprema, al menos dónde tener para sustentarse. Por esto no se ocupaba nunca de frío, hambre, malestar, incomodidad, cansancio vergüenzas, para poder vivir un día en comodidad y descansado, decía siempre casi en proverbio que después del mal tiempo necesariamente vuelve el orden, y que con el buen tiempo es cuando hay que construir las casas para poder estar a cubierto cuando fuera necesario.

Pero porque mejor se conozca el progreso de este autor, superando sus comienzos, en principio según se dice de su fama, que en la ciudad de Perugia nació de una pobre persona un hijo, y que lo bautizó llamándolo Pietro; criado entre la miseria y carente de medios, lo puso el padre para ayudante de un pintor de Perugia, que no valía mucho en esto, pero que tenía en gran veneración el arte y a los hombres excelentes en ello, y no paraba nunca de decir a Pietro que hacían grandes ganancias y honores quienes ejercían bien pintura: y al contar los premios que obtenían antiguos y modernos, reconfortaba Pietro al estudio de ello: por que le encendía el espíritu de manera que acabó deseando, si la fortuna quería ayudarlo, de ser uno de aquéllos. Y a menudo preguntaba a cualquiera que conocía de haber estado por el mundo, en qué mejor parte enseñaban a los hombres como artistas, y particularmente a su maestro. Quién le respondía siempre que a saberse, es Florencia más que ninguna otra parte donde formaban los artistas mejores de todos los estilos y especialmente en la pintura, porque en esta ciudad se incitan a los hombres de tres manera: se critica mucho mucho, en estos aires los artistas libres, no se satisfacen universalmente con las obras mediocres, siempre quieren más, buen orden y belleza incluidos y no respecto a quien las hace solo se considera; otro que, para querer vivir, es necesario ser industrioso, y emplear continuamente el talento y el juicio y ser sagaz y rápidos en sus cosas, y saber finalmente ganar dinero, al no tener Florencia país amplio y abundante de manera no se puede gastar para sustento de quien tiene poco, como pasa donde se encuentra mucho; tercero, no menor a los otros, es la ambición que genera este aire, el cual a todas las personas que tienen espíritu invita a que se alcen sobre los hombres que no tienen voluntad, dejándoles detrás, como simples hombres, aunque los reconozcan como artistas, forzándolos a menudo a desear tanto su grandeza que, si no son benignos de naturaleza o sabios, terminan maldiciendo, ingratos y no haciendo caso de lo que recibieron. Es bien cierto que cuando el hombre lo aprende así como albardas, no queriendo hacer otra cosa que vivir como los animales día a día y deseando hacerse rico, es necesario irse de aquí y vender fuera las buenas obras suyas y la reputación de la ciudad, como hacen  los doctores de nuestro Estudio, porque allí en Florencia los artistas son tratados como el tiempo a sus cosas, que hechas las deshace y las consume poco a poco. Con estos dictámenes pues y persuadido de muchos otros se marchó, y acabó Pietro en Florencia con espíritu de hacerse excelente; y bien se hizo, que en su tiempo las cosas suyas tuvieron gran prestigio. Estudió bajo la disciplina de Andrea Verrocchio, y sus primeras figuras las hizo fuera del muro, en el Prato para las monjas de San Martino, hoy arruinado por las guerras; y en Camaldoli (¿?, no necesariamente se trata del nombre de un lugar, puede ser de un común lugar de los pobres, en estos momentos indeterminado) un San Jerónimo en la pared, entonces muy considerado de los florentinos y que elogiaron y lo pusieron de los principales. Vino en pocos años en tanto crédito, que llenó no solamente Florencia e Italia, también Francia, España y muchos otros países donde se enviaron. Tomando las cosas suyas tanta reputación y prestigio, que comenzaron los negociantes a hacer acaparamiento de estas y a enviarlas fuera del país con una ganancia de ellos enorme.

Trabajó para las Monjas de Santa Clara una tabla con un Cristo muerto, (#) muy vago y novedoso de colores muy vivos que confirmó la opinión de los artistas de ser maravilloso y sobresaliente: pero mucho más célebre y admirado era en el extranjero, donde viendo la novedad de la manera casi moderna, con infinitos elogios lo exaltaron. Se ven en esta obra algunas cabezas de viejos muy bonitas, y las Marías que algunas cesan de llorar, mirando al muerto con admiración y amor extraordinario; así como un paisaje que se tuvo por muy hermoso. Se dice que Francesco del Pugliese le daba a aquéllas monjas tres veces más de dinero que pagaron a Pietro por hacerla, dándolas una similar a esta también del mismo, pero que ellas no estuvieron de acuerdo, por que Pietro dijo que no podría mejorarla.

Fuera de la Puerta de los Pinti, en el convento de los monjes de Jesús, hoy por el asedio de Florencia derruido, le hizo al prior su buen amigo muchas obras, de las que solo quedan las que hizo en tabla, que es un Cristo en el jardín y donde muestra a Pedro y los Apóstoles que duermen, (#) y en cuanto manda el sueño sobre los ahogos y las penas, pues descansan en posturas cómodas, con frescura, suaves maneras, y gran saber, una tabla de una Piedad y en el regazo de la virgen nuestro señor con cuatro figuras alrededor, (#) no falto de las buenas maneras de cualquier otra obra suya; donde en las piernas de la virgen yace un Cristo muerto, habiendo quedado así como agarrotado de frío por estar tanto tiempo en la cruz , y lo hizo sujetarle y sostenerle de San Juan y de la Magdalena muy afligida y que llora la muerte del señor. Trabajó en otra tabla un crucifijo con la Magdalena a los pies, (#) San Jerónimo, San Juan Bautista y el Beato Giovanni Colombino fundador de tal orden religiosa, hecho con infinita diligencia. Al ser tan comentadas de los florentinos sus obras, un prior del convento, con afición al arte, le encargó en un primero claustro, y le hizo en la pared una Natividad con los Magos en pequeñito, con hermosura y pulcritud grandes, y un perfecto acabado final, con numerosas cabezas retratadas de natural, entre quienes está Andrea del Verrocchio su maestro. Hizo en el mismo claustro sobre el arqueado de las columnas, un friso con cabezas como vivas, muy bien conducido, incluido entre ellas estaba la del prior, tal que vivo y de muy buena manera trabajada que se juzgó por los muy expertos artistas la mejor cosa que nunca había hecho Pietro. Le hizo pintar en otro claustro, sobre la puerta que iba al refectorio, una historia del papa Bonifacio confirmando el hábito de vestir del beato Giovanni Colombino, donde hay en esta historia una perspectiva en fuga muy bonita: Esta técnica Pietro la usó y estudió continuamente. Bajo este, en otra historia estaba la Natividad de Cristo con algunos Ángeles y los pastores con vivos colores; y había hecho sobre la puerta de un oratorio al fresco un arco con tres medias figuras, la virgen, San Jerónimo y el beato Giovanni, con tanta bondad en la manera suya, que resulta la pared mejor trabajada, y se consideraba que tenía la mayor unidad en conjunto y excelencia.

Vino a ser tan famoso el nombre de Pietro que lo forzaron a pintar en San Francisco de Siena un tabla grande (en el incendio de 1665 fue destruida) que fue celebradísima, y del mismo modo en esta ciudad, en San Agustín, otra, con un crucifijo con algunos Santos (# + la predela #, #, #, #, #)

Y poco después en Florencia en la iglesia de San Gallo hizo un tabla de San Jerónimo en penitencia, (¿? #, #) que hoy está en San Jacobo entre Fossi, donde dichos monjes permanecen, cerca de la esquina de los Alberti. Se le hizo el encargo de un Cristo muerto con San Juan y la Virgen sobre la escalera de la puerta del lado de San Pedro el Mayor, (robado en 1880, continua perdido) y lo trabajó de manera que, habiendo estado bajo agua y viento, se conserva con esta frescura como si se hubiera terminado ahora mismo de las manos de Pietro.

Ciertamente de los colores fue un gran conocedor Pietro, así al fresco como al óleo; por lo que reconocimiento le deben todos los expertos artistas, que por medio de él tienen conocimiento desnudando la luz para sus obras. En Santa Croce en dicha ciudad pintó una Piedad con Cristo muerto en los brazos y dos figuras que son una maravilla de ver (#), más que por la bondad de aquéllas, por lo vivo que se mantienen los colores pintados al fresco, que parecen nuevos.

Le encargó Bernardino de Rossi, florentino, un San Sebastián para enviarlo a Francia, acordando un precio de cien escudos de oro: el trabajó lo vendió Bernardino al rey de Francia en cuatrocientos ducados de oro. En Valle Ombrosa pintó un tabla para el altar mayor (#), y en la Cartuja de Pavía trabajó otra tabla (# solo el cristo es original, del resto, 3 partes, #, #, # en la national galery de Londres) para los monjes.

Pintó al cardenal Caraffa de Nápoles en la sede episcopal un tabla en el altar mayor de la capilla, con la asunción de la virgen (#) y los Apóstoles admirados en torno al sepulcro.

Y al abad Simone de Graziani en el Borgo de San Sepolcro un gran tabla (#),  la cual hizo en Florencia, que llevaron a San Gilio del Borgo, a hombros unos mozos, con gran dispensa de dineros. Envió a Bolonia a San Juan al Monte una tabla con algunas figuras y una Virgen en el aire. (#)

Tanto se extendió el renombre de Pietro por Italia, y fuera, que Sixto IV pontífice, con mucha gloria lo condujo a Roma a trabajar en su capilla (Sixtina) en compañía de otros artistas excelentes; dónde hizo la historia de Cristo cuando da las llaves a San Pedro, en compañía de Pietro della Gatta (#, las cabezas de dos apóstoles detrás de Jesús se le atribuyen a Bartolomeo de la Gatta) abad de San Clemente de Arezzo, y del mismo modo el nacimiento y bautismo de Cristo #, y el nacimiento de Moisés cuando la hija de Faraón lo recupera del cesto (continuación de lo perdido #); En el altar hizo en las paredes al fresco la ascensión de la Virgen, donde de rodillas retrató al papa Sixto (queda un dibujo #). Pero estas obras se destruyeron para hacer la fachada del juicio del divino Miguel Ángel en tiempos del papa Pablo III.

Trabajó una bóveda en la torre Borgia palacio del Papa con algunos tondos (#) con historias de Cristo y follajes de claroscuro, que tuvieron en su tiempo título de extraordinario y excelentes. En Roma mismamente en San Marcos, hizo una historia de dos Mártires al lado del Sacramento, por las cuales obras recibió en mano una grandísima cantidad de dineros. Resuelto a partir de Roma, con todos los favores de la corte papal, marchó volviendo a Perugia su patria, y en muchos lugares de la ciudad terminó tablas y frescos.

Y vuelta de nuevo a Florencia hizo para los Monjes de Cestello una tabla de San Bernardo, (#) y en el cabildo un crucifijo con San Benito y San Bernardo, la virgen y San Juan (#). En Santo Domingo de Fiésole hizo un tabla, y dentro la virgen con tres figuras, entre las cuales hay un San Sebastián (#) celebradísimo.

Tenía Pietro trabajados tantas obras y tantos encargos por hacer, que terminaba pintando las mismas cosas; siendo que el arte suyo quedó reducido a esta manera, con la que hacía todas las figuras con el mismo aire. Por lo que siendo ya Miguel Ángel Buonarroti en su tiempo, deseó Pietro ver figuras suyas por el gran nombre que le daban los artistas; y viendo como se ocultaba el tamaño del nombre que al principio había adquirido, pretendía con corrosivas palabras ofender a estos que lo impulsaban. Y por esto mereció, más allá de alguna mala pasada que le hicieron a él los artistas, y que Miguel Ángel en publico le dijo que era mediocre en el arte. Pero no pudiendo Pietro aguantar tanta infamia, al tribunal de los Ocho ambos fueron; y con gran deshonra le vituperó pues altivo era Miguel Ángel, y se fue plantándolo.

Se produjo que entre los frailes Servitas de Florencia, tenían voluntad de poner una tabla en el altar mayor que fuera hecha de persona famosa, siendo que Leonardo se había ido a Francia, lo tenían encargado a Filipino; y, cuando solo había hecho la mitad de una de dos tablas, pasó de ésta a la otra vida; por lo que los monjes, tenían mucha fe en Pietro, y le hicieron el encargo de todo el trabajo. Filipino había terminado en esta tabla la figura de cristo colocado en la cruz y Nicodemo que lo deposita,(#) Pietro continuó con el mareo de la virgen y las otras figuras. Iban en esta obra dos tablas, una opuesta a la otra, en el coro de los monjes y la otro enfrente en el cuerpo de la iglesia: detrás del coro se tenía que colocar la deposición de la cruz y enfrente la asunción de la virgen; (#) pero Pietro lo hizo muy ordinario y se puso la deposición de cristo enfrente, y la asunción al lado del coro. Luego las retiraron, y pusieron el tabernáculo del sacramento, repartiéndose por la iglesia en otros altares: permaneciendo de esta obra solamente seis cuadros, con algunos Santos pintados por Pietro en nichos (#,#) (#,#) #. Se dijo que cuando descubrió el trabajo, fueron muchos los nuevos artistas que le criticaron. Pietro se había servido de las figuras que empleó otras veces: los amigos suyos le picoteaban, decían que no se había cansado mucho, y que había dejado de impulsarse, y que por avaricia y por no perder tiempo había incurrido en tal error. A lo cual Pietro respondía: "Apliqué las figuras que otras veces eran alabadas, y si ahora no les gustan: ¿que culpa tengo yo?". Pero amargamente con sonetos y villanías lo humillaban. Por lo que él, ya viejo, partió de Florencia y se volvió a Perugia donde realizó algunos frescos en el Cambio (#,#,#) de esta ciudad, y comenzó un trabajo al fresco no poco importante en el Castillo del Pieve. (#, #)

Tenía costumbre Pietro, como de nadie tenía confianza, mientras que iba y venía al Castillo del Pieve a Perugia, de llevar muchos dineros encima. Cuanto tenía, por lo que esperándole lo robaron, suplicando mucho, le dejaron con vida gracias a Dios. Donde poniendo todo su empeño en todos sus conocidos, logró recuperar gran parte, pero casi se muere del disgusto.

Era Pietro descreído con la religión, nadie pudo hacerle creer en la inmortalidad del alma, al contrario, cabezón y obstinado, rehusaba la salvación. Tenía todas las esperanzas en los bienes y la fortuna, y por dineros hubiera firmado cualquier trato.

Ganó infinitas riquezas y en Florencia construyó y compró casas, y en Perugia y en el Castillo del Pieve, del mismo modo recibió muchos bienes inmuebles. Se casó con una mujer muy bella, que le dio muchos hijos, y le encantaba mucho llevarla con esplendidos peinados y vestidos fuera y en casa. Y llegado a la vejez, con 78 años con unas malas fiebres terminó su vida en el Castillo del Pieve, y lo enterraron sus parientes y sus hijos con mucha pompa, e infinitas lágrimas en el año 1524 (1523 le puntualizan los expertos). Ni faltó quien le hiciera este epitafio:

GRATIA SI QVA FVIT PICTURAE, SI QUA VENVSTAS,

SI VIVAX, ARDENS CONSPICVVQUE COLOR,

OMNIA SUB PETRI (FVIT HIC PERUSINUS APELLES)

DIVINA REFERUNT EMICUISSE MANU.

PERPULCHRE HIC PINXIT MIRAQUE EBUR ARTE POLIVIT,

ORBIS QUAE TOTUS VIDIT ET OBSTUPUIT.

aprox. Si gracia tuvo la pintura o encanto, vivos ardientes y brillantes colores, dicen que por la mano de Pietro, (el Apeles Perugino) pulcramente pintando y esculpiendo el marfil con arte universal, todos lo vieron y se maravillaron.

Hizo escuela de muchos artistas, pero de entre todos sobresale, quien se dio más  honradamente a los estudios, y que mucho superó a el maestro: y fue este el milagroso Raffaello Sanzio de Urbino, que muchos años trabajó con Pietro en compañía de Giovanni de Santi, su padre (de Rafael); el Pinturicchio pintor perugino, que siguió siempre la manera de Pietro, el Rocco Zoppo florentino (Giovanni Maria de Bartolomeo), el Monte Varchi pintor (Lamberto de Montevarchi), Baccio Ubertini y su hermano (Francesco), florentinos, Gerino Pistolese pintor, y Niccolò Soggi florentino, que en Roma trabajó el cuadro de Santa Práxedes y en el Prato hizo la tabla de la Virgen de las Prisiones, y se puso a vivir en Arezzo; dónde hizo una historia con la Virgen de las lágrimas (si no es el lugar, sino que hace redundancia, a la que acostrumbra, podría ser # si la procedencia dicen ser origianalmente de la Santísima Anunciación) cerca del ábside de la tribuna pequeña, y en el mismo lugar trabajó un tabla de la navidad #, y otras infinitas obras en esta ciudad y otras; estudió de continuo la perspectiva, y en esta ciudad vivió y murió. Dejó Pietro en herencia a la pintura de una manera sutil y cálida de colores al fresco y al óleo; y duró tal cosa por Italia y su imitación terminó cuando vino la manera de Miguel Ángel Buonarroti. Pietro mostró a los artistas que quien trabaja de continuo y no abandona por los caprichos, deja obras, nombre, dineros y amigos.

 

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