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Antonio Filarete y Simone

Escultores florentinos

Texto traducido de "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550

Si el Papa Eugenio IV en su tiempo cuando hubo decidido hacer de bronce las puertas de San Pedro de Roma (#), hubiera hecho diligencia, en proveerse de hombres excelentes para este trabajo, que en los tiempos suyos podía fácilmente hacerlo, estando vivos, Filippo de Ser Brunellesco, Donatello y otros artistas muy raros. Esta obra no hubiera quedado tan basta, como se ve en los tiempos nuestros. Pero quizá se produjo en él como las más de las veces sucede en buena parte de los príncipes, que, o no entiende de las obras, o no les gusta. Donde si estimasen considerar cuanta importancia tiene apreciar a las personas excelentes y raras en las cosas publicas, por el renombre que se adquiere, bien seguro no se descuidarían, ni ellos, ni sus Ministros. Porque quien pega con artistas flojos e ineptos, da a poca vida al renombre el suyo; y por otro lado deshonrándose incluso así mismo, hace enormes injurias al pueblo y al siglo dónde ha nacido. Creyéndose resuelto ya que a continuación, se cree que en esa edad si hubiera encontrada mejores cabezas, ese príncipe no hubiera hilado las órdenes a los ineptos.

Ya con mucho detalle sabemos de los excelentes y raros talentos del siglo dicho, podríamos decir las verdades, como seguramente dicen que Antonio Filarete, era mucho mas resuelto fundiendo bronces que buen inventor de figuras o excelente dibujante de aquellas, por ello se llevó a la puerta la compañía de Simone escultor, hermano de Donato (no tuvo ningún hermano varón conocido). Simone puso todo su talento en imitar la manera de Donato, aunque no le concedió la naturaleza de alcanzar tal perfección.

Hizo Simone unos trabajos excesivos en las dos historias de San Pedro y San Pablo en esa puerta; y Antonio en la banda de dentro al pie del mismo hizo una pequeña historia, en la cual se retrato a si mismo y los discípulos suyos, que cargando a un asno de cosas para gozarse, van de excursión a la viña.

Se dice que en Roma hizo aún muchas esculturas de metal y de otras cosas, e hizo de mediorrelieve en San Pedro infinitos trabajos para las sepulturas de los papas; se han perdido y destruido al rehacer en esta iglesia la mayoría. En San Clemente hicieron juntos una sepultura de mármol; y Simone, retornando a Florencia, hizo algunas copias de metal que llegaron a Francia.

Trabajó aún en la iglesia de los Ermini (frailes Armenios, desaparecida) esquina a Macine, un crucifijo (Ahora en la sacristía de la Basílica de San Lorenzo en Florencia, es de Simone di Nanni #) que debe llevarse a del procesión, de grande como el vivo, y porque fuera más ligero, lo hizo de corcho. En Santa Felicita hizo una María Magdalena en penitencia de arcilla, de tres brazas y media, con buenísima proporción y con muy hermosa anatomía y acabados detalles. En la Anunciación trabajó una lápida de mármol con una figura al claroscuro, imitando la manera de Duccio Sanese, que se tuvo en ese tiempo como cosa elogiada.

Envió en Arezzo un capillita de arcilla, con la virgen, que fue puesta en una columna de la ermita, por el canónico de los Scamissi a quien le gustaba este arte. Finalmente cansado de tanto trabajar, y convertido en impedido, a los 55 años de edad rindió la vida al que se la había dado.

Sabiendo de esto en persona Antonio, que estaba terminando en Roma las obras de ellos, tuvo gran pesar, por el que continuamente había conocido, muy fiel en la amistad y siempre listo a ayudar en el infortunio a sus amigos.

Llegó en este tiempo a Roma Giovanni Fochetta (Jean Fouquet), muy celebrado pintor, quien hizo en la Minerva el retrato (Perdido, pero queda un grabado copiando la obra, #) del Papa Eugenio (IV), tenido en este tiempo como cosa muy bella, e hizo mucha amistad con Antonio. Pero no fue sin embargo muy larga luego la amistad de ellos, porque a Antonio una noche que en una villa cenaban, cogió un catarro tan impetuoso y cruel, que encontrándolo con algún desorden, lo envió de esta a otra vida a la edad de 69 años. Fueron sus esculturas alrededor de 1452.

 

 

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