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 Andrea dal Monte Sansovino

Escultor y arquitecto

Biografía de : "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550

 

Sucede que los buenos talentos y los dones que el cielo ha concedido a las personas a quienes tenemos raros, aparecen de manera extravagante y rara forma, con bizarras y extraordinarias maneras, siendo aplicadas a continuación; pero si en los encargos muestran saber las cosas, lográndolo con el estudio, pueden hacer que los admiren a cada persona que supiera de ello. Esperado que su acciones rebosen este exceso de saber, siendo que las cuales cosas sin la benigna influencia de los cielos, no se adquiere. Si se esfuerzan, aumentan la gracia y la bondad en su virtud. Reformando las imperfecciones, limpian el talento haciéndose más perfectos y maravillosos entre todos los otros. Como se comprueba al presente en Andrea di Domenico Contucci dal Monte San Savino, que nacido de muy pobre padre, campesino ignorante de sus acciones, escapó al destino de pastor. Y así bien fue de nacimiento muy humilde, fue sin embargo de conceptos muy altos, de talento raro y de espíritu, listo con los razonamientos y las dificultades de la arquitectura y la perspectiva, que en su tiempo no hubo nadie mejor ni más sutil cerebro, que resolviera los principales casos obscuros, dejándolos claros y explicados. Donde como mérito suyo, lo dieron como raro maestro y singular en dichas profesiones.

Dicen que Andrea nació el año 1471 y que en su juventud mientras observaba los animales, los dibujaba sobre la arena, y a veces con tierra los daba forma, retratándolos de forma excelente.

Siendo que un ciudadano florentino, el cual creo que fue Simone Vespucci, fue podestá (Persona ajena al municipio que se nombraba para impartir justicia y policía de manera neutral) dal Monte, mientras que Andrea hacía estas cosas; y vió a este niño y su inclinación, pidió a Domenico Contucci, su padre, que lo dejara ir a Florencia a su casa, porque deliberaba ver dónde la naturaleza con el estudio conducía este talento.

Andrea muy vivo se puso muy contento, y de buen grado tomó el ejercicio. Por lo que Simone lo colocó al arte, con Antonio del Pollaiuolo, y tanto perseveró en aquello, que en pocos años era un buen maestro.

En la casa de Simone junto al Puente Vechio se ve aún un cartón de Cristo en la columna, y dos cabezas maravillosas de terracota tomadas de medallas antiguas, una con Nerón y otro del Emperador Galba, las cuales están en la repisa sobre una chimenea.

Se produjo que hizo en Florencia un tabla de terracota para la iglesia de Santa Ágata al Monte San Sovino, donde está un San Lorenzo (¿#?) y otros santos e historias pequeñas, muy bien trabajadas. Al poco a tiempo hizo una tabla de terracota, dentro la ascensión de la virgen, Santa Ágata, Santa Lucía y San Romualdo (#), que vitrificaron en Florencia los de la Robbia.

Siguió en el arte de la escultura trabajando y estudiando. Y en su juventud hizo para Simone Pollaiuolo, llamado el Crónaca, los capiteles de dos pilares para la sacristía de Santo Spirito (#), donde adquirió gran renombre. Consiguiendo otro encargo en pago, cuando le fue encargada la capilla del Sacramento (#) de Santo Spirito para los Corbinelli, la cual trabajó con mucha diligencia, imitando bajorrelieves de Donatello y otros autores excelentes, que no quiso ahorrar en dificultad ni cansancio, para hacerse un nombre como hizo.

Para quien considere la finura y la pulcritud que con paciencia consiguió Andrea, percibirá el amor con que los grandes talentos llevan la bondad y los méritos de cada suerte con la virtud.

Tuvo tanta fuerza esta obra, y logró tal elogio, que el Espléndido Lorenzo el viejo de Médici lo envió con favor extraordinario al Rey de Portugal, donde hizo muchas obras de escultura, y arquitectura (#). Y las unas y las otras fueron elogiadas por el pueblo, y fue reconocido de este rey con premios que le honraron mucho.

Volvió de nuevo a Florencia en el 1500, y comenzó de mármol, un San Juan que bautiza a Cristo (#), para ponerse sobre la puerta de la Misericordia en el templo de San Juan, pero no se terminó, porque marchó a Génova, donde hizo dos (#) figuras de mármol, un Cristo y la virgen, o un San Juan, realmente alabada.

Se condujo a continuación a Roma, donde el Papa Julio II, y le hizo el encargo de dos sepulturas de mármol, colocadas en Santa María del Popolo. Una se hizo para el Cardenal Ascanio Sforza (#) y otra para el Cardenal Recanati, pariente muy cercano al papa (Girolamo Baso de la Rovere #). Obras perfectamente terminadas por Andrea, que más desear no se podría, sino que estuvieran vivas de trabajadas que están; con claridad, belleza y gracia, están de bien terminadas y bien conducidas.

En aquéllas se percibe la observación y las medidas del arte, y quiso que se conociese cuanto era el valor de Andrea en las figuras, y el sumo amor con que las trabajaba.

Entre las cuales se ven a una Templanza que tiene en su mano un reloj de arena, tenida por muy buena, que por su bondad realmente parece antigua más que moderna. Y aunque hay otras de parecido similares a ésta, por la aptitud muy delicada, es mucho mejor que las otras, ya que no la pudo imaginar mejor, que puesta con un velo todo alrededor esculpido, trabajado con tanta belleza y con tanta gracia, que verlo solo es milagro.

Hizo de mármol en San Agustín en Roma, en un pilar en medio de la iglesia, una Santa Ana, con la virgen que tiene al cuello a Cristo (#) un poco más pequeña que del natural. Con mucha bondad y finura está trabajada esta obra, que puesta queda entre las modernas figuras que se pueden considerar divinas. Porque se ve formada una vieja viva con alegría y la virgen terminada con suma gracia y belleza, del mismo modo al niño, Cristo en persona nunca en mármol se condujo de similar perfección y gracia. Y mereció tal obra que durante muchos años le hicieran sonetos y versos latinos elogiándola. Los monjes de este lugar pueden mostrar un libro de ello, el cual vi.

Y en verdad tiene razón el mundo al hacerlo, asimismo no puede esta obra elogiarse suficientemente su belleza, por verse en ella los tejidos, que la delicada mano de Andrea ha conducido de suerte que nadie ha conseguido trabajar de tal manera, con tan hermoso movimiento, pliegues y dulzura del relieve.

Creció tanto su renombre, que León X solucionó hacer en Santa María de Loreto la sala de la virgen trabajada de mármol, donde Bramante, había comenzado la arquitectura muy hermosa. El Papa nombró capataz a Andrea de la obra mientras él vivió, que la dejó terminada. donde hizo dos historias terminadas completamente: La Anunciación, en la cual realzó algunos muchachos y ángeles (#), maravillosa obra que debe verse entre los bonitos trabajos de Andrea, trabajados con la dificultad de la escultura. En la otra historia hizo la Natividad de la Virgen (es de Bandinelli #), en el cual están figuras muy bonitas y ornadas. Hizo muchos trabajos, y aún dejó infinitos proyectos para toda aquélla obra.

Tenía al año 4 meses de vacaciones, que consumía en agricultura en Monte Sansovino su patria, y para disfrute de sus familiares y de los amigos suyos. Y en este castillo se hizo construir una cómoda casa, y compró muchos bienes inmuebles y mucho lo honraron sus ciudadanos que le tuvieron continuamente como el primero de su patria mientras que vivió.

Los monjes de San Agustín de este lugar le pidieron hacer un claustro (# lo realizó Domenizo di Nanni en 1533), pequeño, pero muy armónico y planificado, sobe los cimientos de la vieja construcción; por lo que el talento de Andrea lo redujo a la mitad el marco, reforzando los pilares en los cantos, siendo desproporcionado lo volvió a la justa proporción. Dibujó a la misma Compañía del claustro, llamada de san Antonio, una hermosa puerta, de composición dórica (en la capilla de san Juan Bautista ¿#?); y del mismo modo el tabique de la iglesia de San Agustín y el púlpito de aquella; y al bajar, para ir a la fuente en las afueras de una puerta hacia la parroquia vieja a mitad de camino, un capillita para el descanso de estos monjes.

Hizo muchos otros proyectos de palacios, casas y fortalezas, como en Arezzo a Micer Pietro, astrólogo muy experto (#) , le dibujó su casa.

Llegando al término de los 68 años como persona que no estaba nunca quieto, se puso a mover en la villa algunos postes de lugar; y por este cansancio se acaloró y al tiempo le sobrevino una mala fiebre y murió en el 1529 (por rigor matemático, algún dato de Vasari está mal, aunque el "dicen" de la fecha de nacimiento, lo libran). Y se le hicieron muchos epitafios en diferentes lenguas, bastarán estos dos solamente:

SANSOVII AETERNVM NOMEN TRIA NOMINA PANDVNT:
ANNA, PARENS CHRISTI, CHRISTVS ET ORE SACRO.

aprox: A Sansovino eternamente su nombre tres nombres lo expanden, Ana, la madre de Cristo, y cristo por su boca sacra.

SI POSSENT SCVLPI MENTES VT CORPORA COELO,
HVMANVM POSSEM VEL REPARARE GENVS.
HVMANAS ENIM SCVLPO QVASCVMQVE FIGVRAS
ESSE HOMINES DICAS, PARS DATA ILLA FORET.

aprox: Si pudiera esculpirse los espíritus como los cuerpos con el cincel, a los humanos yo podría reparar su género, a los humanos que he esculpido su figura, te parecería viva si tuviera alma

Su muerte fue un mal irreparable para el honor de su patria, y fue muy llorado por sus hijas y sus tres hijos varones. Y no al mucho tiempo que Muzio Camillo, un de los tres hijos, el cual estudió de las buenas letras y que tenía un talento muy hermoso, se fue detrás con mucho dolor en su casa y pesar muy grande de los amigos.

Andrea, además de en la profesión del arte, como persona destacó mucho; persona de discurso prudente y que en cada cosa razonaba muy bien. Era muy previsor y de buenas costumbres en sus acciones, muy amigo de filósofos y siendo el filósofo por naturaleza. Le encantaba las cosas de la cosmografía, y dejó a su muerte a algunos proyectos y escritos de distancias y medidas.

Era bajo de estatura, pero de muy buena constitución y formas. Los cabellos lisos y suaves. Tenía los ojos claros, la nariz aquilina, la carne blanca y rubicunda, y tenía cierta dificultad en la lengua, que lo enredada. Fueron discípulos suyos Lionardo del Taso florentino, que en San Ambrosio sobre la sepultura hizo a un San Sebastiano de madera (#), y la tabla trabajada de mármol a las monjas de Santa Clara (#).

Y Iacopo Sansovino, florentino, que se puso el nombre de su maestro, y que en Florencia hizo a Giovan Bartolini, un Baco de mármol (#), que parece un milagro y la más bonita obra por su gracia y manera, que a tal efecto, la haya trabajado un moderno. Hizo en la obra de Santa María de Fiore el Apóstol Santiago (#), figura admirable, y en Roma, y últimamente en Venecia, donde ha igualado y superado la manera de Andrea su maestro. Por su maravillosa virtud, ha merecido, que la soberanía de Venecia lo honrase y que remunerándolo muy alto lo retengan, para que con la belleza de su talento pueda hacer honradas y preciosas obras, como hizo Andrea su maestro, quién al arte de la arquitectura añadió muchos términos de medidas y maneras de obtener pesos con un método diligente, que no se había empleado hasta entonces. También llevó a la perfección el trabajo del mármol, que ninguno antes mejor solventó la dificultad como con la facilidad en que Andrea trabajó, por lo que entre los autores obtuvo elogio de admirable talento y benefactor de tales ejercicios.

 

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