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 Piero di Cosimo

Pintor Florentino

Texto traducido de "las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550

Quien pensase en las dificultades e incomodidades que se soportan en la vida, por ventura que estaría bien lejos de la virtud. Aún considerando que, se logran grandes talentos, con la soledad en el caso de él ser muy abstracto, y deformidades en otros, por el rehuir de la compañía de los hombres. Acomodándose a ello, incurren en el mayor incomodo de vida, y dejándose aconsejar de la niebla de la incapacidad, ellos no muestran a la gente su obras, dicen, por filosofía, siendo al contrario bellaquería, que tal es la que realmente está en ellos. Y no es que el bien ciertamente no esté en su voluntad y que en tenerlo no se empleen, pero haciendo de la necesidad virtud, no quieren que otros vayan a sus casas, para que no vean mezquindad encubierta de extravagancia o de algún espíritu filosófico. Y tienen estos tal envidia al ver las obras de otros artistas excelentes, al considerarles mas importantes que ellos, que bajo su dulzura dan mordeduras terribles, las cuales se vuelven en su contra, así como su misma vida fantástica les lleva a finales miserables; como abiertamente pudo verse en todas las obras de Piero de Cosimo. El cuál siendo virtuoso, no tuvo, ningún afecto ni simpatía hacia los conocidos. El final de su de vejez no habría sido mezquino; si hubiera tenido los debidos cansancios, durezas y favores hechos en la juventud, que son alimento hasta de los muertos, donde al no hacer favor, no tuvo mientras que vivió ayudas de nadie.

Pero entrando en particulares, digo, que mientras Cosimo Rosselli trabajaba en Florencia, se le encomendó un adolescente con el deber de enterarse del arte de la pintura, de XII años de edad, el nombre del cual era Piero; de naturaleza y espíritu muy elevado, y era muy extravagante e imaginativo, más que los otros jóvenes que estaban con Cosimo para aprender el mismo arte. Se ensimismaba tanto en lo que hacía, que al razonar de algo parecía volar como ave, que al final era necesario rehacerse de donde partió de tanto que su cerebro imaginó. Era amigo de la soledad, que no tenía mayor placer que cuando pensativo podía él solo, ir fantaseando y haciendo sus castillos en el aire. Teniéndole mucha confianza su maestro Cosimo se ayudaba de él en sus obras, dejándole hacer muchas cosas de importancia, sabiendo que Piero tenía buenas manera y buen juicio. Por esto lo llevó consigo a Roma, cuando le llamó el Papa Sixto para pintar las historias de la capilla (Sixtina), en uno de las cuales Piero hizo un paisaje muy bonito ¿#?, como se dice en la vida de Cosimo. Hizo en Florencia muchos cuadros de ciudadanos, que están extendidos por las casas, que yo mismo vi, muy buenos, y otras cosas diferentes para otras personas; en la iglesia de Santo Spirito de Florencia trabajó en la capilla de Gino Capponi (#) un tabla, con la visitación de la Virgen, con San Nicolás y un San Antonio que lée con anteojos en la nariz, que está muy terminada, hay un pergamino que parece de verdad, y están una bolas que tiene San Nicolás brillantes con los reflejos de una en la otra, como que se conoce el infinito, y en tanto lo raro de su cerebro buscando las cosas difíciles. Y más y mejor lo mostró después de muerto Cosimo. Se encerró no dejándose ver trabajar. Tenía una vida de hombre que mas sería de bestia que humano. No quería que las habitaciones se barrieran, quería comer cuando el hambre le venía, y no quería que se cortasen y escogiesen los frutos del jardín, al contrario él dejaba crecer los sarmientos hasta que llegaban al suelo, ni las higueras se podaron nunca, ni ningún otro árbol, al contrario le satisfacía ver selvática cada cosa, al natural, Decía que las cosas de la naturaleza no es necesario modificarlas, ni hacerles nada. Se apartaba a menudo a ver los animales y hierbas o algo, que la naturaleza hacía deformes o repetidos; volviéndose loco de contento y satisfacción. Y lo replicaba en sus razonamientos tantas veces, que ya no tenía gracia, provocando desconcierto. Se paraba a veces a considerar paredes detenidamente donde escupían personas enfermas, y de ellas sacaba batallas de caballos y las mas fantásticas ciudades y hermosos países que se vieran nunca; similares hacía los nublados en el aire. Dió con trabajar al óleo, viendo algunas cosas de Leonardo esfumadas, y terminadas con esa diligencia extrema, habitual de Leonardo cuando él quería mostrar arte, Piero, a quien gustaba este método, pretendía imitarlo, aunque estuviera muy alejado de Leonardo con sus maneras muy extravagantes. Porque bien se puede decir que no cambió en las cosas que hacía. Y si Piero no hubiera sido tan abstracto, y hubiera tenido su vida mas en cuenta, cosa que no hizo, se hubiera dado a conocer el gran talento que tenía, de manera que lo habrían adorado, en vez de tamiz de bestias tenido por loco, no hacía mal alguno que no fuera a él, no logrando beneficio, y si utilidad con las obras y el arte el suyo los demás. Por qué siempre es muy bueno el talento para ser un excelente y elaborado artista, tengan estos ejemplos.

Recibió el encargo Piero de pintar una tabla para la capilla de Tedaldi en la iglesia de los monjes servitas (#), dónde está el hábito de monje y la almohada del patrón san Felipe, en la cual pintó a la virgen erguida, con un libro en mano, sin el hijo, que se observa como elevándose al cielo, y sobre ella está la llama del espíritu Santo, la cual es la única iluminación de todas las figuras que están alrededor, como Santa Margarita y Santa Catalina quien la adoran de rodillas, y erguidos están San Pedro y San Juan Evangelista, junto a San Felipe monje y San Antonino el arzobispo de Florencia. También le pintó un paisaje raro, con árboles extraños y algunas grutas, la verdad con partes muy bonitas, con determinadas cabezas que ponen de manifiesto que hay gracia, y un color uniforme. Ciertamente que Piero sabía mucho de pintar al óleo. Hizo la predela con algunas pequeñas historias, muy bien hechas; en una está cuando Santa Margarita sale del vientre de una serpiente, que habiendo hecho el animal tan horroroso, yo no pienso que en esta clase no se pueda ver nada mejor, mostrando veneno y fuego por los ojos que muerto de miedo deja. Y ciertamente que cosas similares no creo que nadie lo hiciera mejor ni imaginarlos que él, como prueba está un monstruo marino, que hizo y ofreció al Espléndido Julián de Médicis, con tal deformidad extravagante, extraño y fantástico, que parece imposible que la naturaleza sea capaz de dar con tanta deformidad y tan rara como las cosas suyas. Este monstruo esta hoy el vestidor del duque Cosme de Médicis, también tiene de la mano de Piero un libro de animales de la misma suerte, muy bonitos y extraños, realizados diligentemente a pluma con una paciencia inestimable. el cual se lo dió Micer Cosimo Bartoli preboste de San Juan y muy amigo mio y de todos nuestros artistas, como el que siempre se ha divertido y aún se divierte con tales menesteres.

Hizo para la casa de Francesco del Pugliese en torno a una habitación diferentes y pequeñas historias de figuras, (Historias de la humanidad primitiva dispersas por múltiples museos # #, #, #, #, , , que no se puede expresar la diversidad de las cosas fantásticas que hizo en todas aquéllas con total diversidad, y de casas, animales y prendas de vestir y medios diversos, y otras imaginaciones, con muchas historias de fábulas, como un marco de Marte y Venus con sus amores engañando a Vulcano ¿#?, con un gran arte y con una paciencia increíble. Pintó Piero para Filippo Strozzi el Viejo, (#) un marco de pequeñas figuras, con Perseo liberando a Andrómeda del monstruo, que en algunas cosas es muy bello. Está hoy en la habitación de Lorenzo su hijo.

Era muy amigo de Piero el administrador del Hospital de los Inocentes, y quiso hacer un tabla que iba a la entrada de la iglesia a mano izquierda #. Él alojó a Piero, quien con su comodidad la llevó y la terminó, pero hizo en primer lugar desesperar al administrador; que no hubo nunca manera de verla terminada, y cuánto eso le parecía extraño, y por la amistad le pedía todos los días dineros y no viendo lo que se hacía, él incluso, dispuso, no darle el último sueldo si no veía la obra. Pero quien le amenazó fue Piero con que dañaría lo que había hecho, forzándole a darle el resto, es de razón en primer lugar tener paciencia, sobre estas, y sobre todo con muchas de las cosas buenas.

Hizo una tabla para la iglesia de San Piero Gattolini, (no identificada) con la virgen sentada con cuatro figuras alrededor y dos ángeles en el aire que la coronan. Trabajó el rostro con tanto diligencia, que adquirió elogio y honor.

Hizo un estante de la Concepción en un tabique de la iglesia de San Francisco de Fiésole, (#) que es muy buena cosilla, siendo las figuras no muy grandes. Trabajó para Giovan Vespucci, en frente de San Miguel en la via de´Servi, que es hoy de Pier Salviati algunas historias de bacanales que están en torno a una habitación, en las cuales hizo faunos, sátiros y silvanos muchachos y bacantes #, # que es un maravilla que debe verse, la diversidad de mochilas y prendas de vestir y de la variedad de los zurrones, con una gracia e imitación muy real. En la historia de Sileno a lomos de un asno con muchos niños, que lo sujetan y que le dan bebida, en él se ve la alegría en vivo hecho con gran talento. Y en verdad se conoce en lo que se ve suyo, un espíritu muy distinto y abstracto de los otros, y una determinada sutilidad en buscar finuras de la naturaleza, en la que penetra, sin observar cansancio, solo para su deleite y para el placer del arte; y no podía ser diferente, porque enamorado de ella estaba, no le importaba nada su propia comodidad y se limitó a comer sólo huevos duros, los cuales, para ahorrar combustible, cocía mientras calentaba la cola, y no seis u ocho a la vez sino unos cincuenta y, guardándolos en una cesta, los iba comiendo poco a poco. Esta vida la gozaba de tal manera que, en comparación, cualquier otra le parecía servidumbre. No podía soportar el llanto de los niños, las toses de los hombres, el retintín de los cascabeles ni el canto llano de los frailes; y cuando la lluvia caía a raudales del cielo, le deleitaba verla caer a chorros desde los tejados y salpicar el suelo. Le aterraban los relámpagos y cuando oía un gran trueno se envolvía en su manto y, tras haber cerrado las ventanas y la puerta de su habitación con llave, se agazapaba en un rincón hasta que pasara la tormenta. Era muy variado y original en su conversación y a veces decía cosas tan extraordinarias que los que le oían se partían de risa. Pero de viejo era tan raro y excéntrico que no se podía hacer nada con él. No aguantaba la presencia de los ayudantes, y su necedad le privaba de todo posible auxilio. Cuando quería trabajar y no podía, por causa de su perlesía, se enfurecía y quería obligar a sus manos a dejar de temblar, pero, mientras refunfuñaba, se le caía el bastón, o incluso sus pinceles de pintar. Era un espectáculo lastimoso. Las moscas le hacían rabiar y hasta su propia sombra le molestaba. Enfermo de vejez, y visitado de algún amigo, le rogaba que debiera de reconciliarse con Dios: pero no le parecía tener que morir, y lo retrasaba de día en día; que no es que no fuera bueno, o que no tuviera fe. Era muy afanoso, aunque en la vida fuera salvaje. Razonaba sobre los tormentos con los que los males hacen destruir los cuerpos y cuanto y sufrían consumiéndose los espíritus poco a poco mientras mueren, que es una gran miseria. Decía cosas malas de los médicos, y boticarios, a cuyos enfermos observan y los hacen morir de hambre; y los atormentan con jarabes, medicinas, lavativas y demás torturas, como no dejarlo dormir cuando tiene sueño, hacer testamento, ver llorar a los parientes y estar en la habitación a oscuras, decía, que era cosa bonita ir al encuentro de la muerte; y ver tanta gente que te reconfortaba con palabras dulces y ocurrencias; y el sacerdote y el pueblo que ruega para ti; y que vas con los ángeles al Paraíso; que tenía una gran suerte quien pareciera a esto. Y hacía discursos y extraía las cosas con los mas extraños sentidos que podían entenderse. Donde sus extrañas imaginaciones a vivir extrañadamente le condujeron como tal, que se le encontró una mañana muerto al pie de una escalera, siendo el año 1521. Y en San Pedro Mayor se le dió sepultura; de entre los epitafios que le dedicaron por sus obras solamente pongo este:

PIERO DI COSIMO PINTOR FlORENTINO

YO FUÍ EXTRAÑO, Y EXTRAÑAS FUERON MIS FIGURAS,

DI EN TAL RAREZA CON GRACIA Y ARTE;

Y QUiEN EXTRAÑO DIBUJÓ EN UNA Y OTRA PARTE,

DA MOVIMIENTO, FUERZA y ESPIRITU A LA PINTURA.

Mucho fueron los discípulos pero tales que no llegan a merecer mención, si no Andrea del Sarto, que para la verdad fue mas raro y mas excelentes que Piero, como muestra en las obras el suyas, pero a su tiempo hablaremos de su Vida.

 

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