Texto traducido de "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550
Porque yo lo he amado sumamente, a los artesanos virtuosos, a vosotros nobles lectores, os digo. De todos esos hermosos y laboriosos trabajos, que al mismo tiempo, deleitando y alegrando, adornan y embellecen el mundo. Y a pesar del del amor y singular afecto, que siempre he usado con los realizadores de aquellos, que me ha impulsado muchas veces a defender los nombres distinguidos de esos, de los estragos de la muerte y el tiempo, para honrar su memoria en beneficio de cualquier persona que quiera imitarlos.
No creía, desde el principio que resultase tan voluminoso, sin que se saliese en la amplitud de ese gran mar abierto, donde demasiado afanado por satisfacer el ansia de conocimiento de los primeros principios de nuestras artes, y persuadido cálidamente de muchos amigos, que por amor me guiaron, mucho más se prometían lo mejor de mí, más de lo que pueden mis fuerzas, y las indicaciones de algunos superiores, que son más que mandamientos, finalmente contra mi voluntad. Incluso con sumo esfuerzo y gastos y molestias, he tratado minuciosamente durante diez años en toda Italia, saber de las costumbres, las tumbas y obras de aquellos artistas, de los que he descrito la vida, y con tanta dificultad, que varias veces habría abandonado por desesperación, sin los fieles alivios de verdaderos buenos amigos, a los que soy deudor como mi nombre, confortándome para conservar el buen ánimo, que me ha hecho tirar adelante gallardamente, con todos aquellos apoyos amables, en todo lo que ellos podían, advirtiéndome en las conclusiones de varias cosas diferentes, de las cuales yo estaba desconcertado, aunque las tenía vistas y consideradas con mis propios ojos.
Y estos realmente fueron los hechos y la ayuda, para que pudiera escribir la pura verdad de muchos genios divinos, y sin ningún velo ni sombra simplemente sacarlo a la luz, sin que yo espere ni tenga compromiso de lograr nombre de historiador, o escritor, nunca pensé en esto. Siendo mi profesión pintor, y no escritor. Sino sólo para dejar estas páginas o notas, proyecto o memoria, como quieran decirlo, para que cualquier ingenio feliz que adornado de esas excelencias raras que pertenecen a los escritores, quiera con más alto estilo, celebrar a estos artistas y hacerles gloria inmortal. A los que yo simplemente les he quitado el polvo y el olvido, que ya los tenía suprimidos en gran medida.
Y me esforcé para efectuar esto con la diligencia posible para verificar las cosas dudosas, con más información, y he registrado de cada autor en su vida, aquellas cosas que han hecho ellos. Nada fuera de las memorias y escritos de personas de confianza, y con el asesoramiento y consejo de los arquitectos, siempre los más viejos que dieron cuenta de las obras, y casi las vieron ellos hacer.
También me he ayudado en mucho, de los escritos de Lorenzo Ghiberti, Domenico Ghirlandaio y Raffaello de Urbino, en lo que, de nuevo me he ajustado dando fe como correspondía con razón, que siempre he querido trabajar con el reconocimiento de la vista, que por una larga práctica (y lo digo sin envidia) reconoce las diferentes maneras de los autores, como un escribano con práctica, reconoce los diferentes y variados escritos de sus iguales en el oficio.
Ahora, veremos si he logrado el objetivo muy deseado, de poner luz entre tanta tiniebla, entre las muchas cosas de nuestro antiguos, y preparar el material para los que quieran escribir.
Estoy muy agradecido; porque me he deleitado y divertido en parte, voy a pensar que he tenido una gran recompensa habiendo sacado fruto del mucho trabajo y fatiga que se puede ver en la obra. Y en lo que no fuera así por lo demás bien, voy a estar contento de haberme esforzado en algo tan honorable, que me merezco lástima y el perdón de personas virtuosas y de los arquitectos, y de los artífices, que anhelaba gratificar, porque sí sé de sus diversas y diferentes formas, y aún puedo saber de sus juicios y sus gustos.
Me disgusta sin embargo no haber logrado honrar a aquellos que han hecho algo útil en las bellas artes, de los que siempre han honrado sus obras y han sido de un gran beneficio. Puede suceder que por lo poco que sé, ni siquiera consiga el premio que siempre he buscado con todas las industrias y altamente he deseado, y que tal vez si hubiera sido más afortunado en el trabajo como ardiente en considerarlo, y dispuesto a la practica.
Pero ahora, acabando tan larga discusión, sí, he escrito es como pintor, y en el idioma que hablo, sin considerar si es florentino o toscano, y aunque muchas palabras de nuestro arte, sembradas por todo el trabajo, han sido ciertamente utilizadas, más tirando del servicio y la necesidad de entenderse por los artistas, que el deseo de ser alabado.
No me ha importado el orden común de la ortografía, trato sin averiguar si antes es la Z es más que la T, o si puedo escribir sin H, porque, en principio confiando en una persona tenida por juiciosa y digna de honor, muy querido por mí, lo di en la atención a lo largo de este trabajo, y que con plena libertad lo corrigiese a su gusto; siempre que el sentido no quedara alterado por el contenido de las palabras, y aunque probablemente estuvieran mal entretejidas, no se cambiasen.
Hasta donde yo sé, a mi no me causa pesar, porque no he tenido la intención de enseñar a escribir toscano. Solo decir sobre la vida y obra de los artistas que he descrito.
Tomad lo que os estoy dando, y no tratéis de buscar lo que yo no os puedo dar, yo os prometo, que en no mucho tiempo añadiré un montón de cosas que pertenecen a este volumen, con las vidas de aquellos que aún viven y están con tantos años, que poco se puede esperar de ellos, que puedan hacer muchos más trabajos. (En 1568 se publicó la edición Giuntina, donde añadió "vidas nuevas")
Para lo cual, y para compensar lo que faltase, si se ofreciese algo nuevo, yo no estaría falto y podría tomar la pluma; y, según se vaya viendo en estos mis trabajos agradecimientos y bienvenidas nuevas de creadores, y estudios de estas virtudes, e incluso traer el honor de los que, (porque yo los quiero con toda sinceridad) yo recuerdo en el final del razonamiento, que es necesario para aquellos que desean ser alabados, por la belleza y la bondad de las obras, que deben seguir siempre los pasos de los mejores y más talentosos. Y aquellos que quieran acompañar la historia, y puedan justamente verse honrados con sus labores, tienen que lograr que parezcan menos claras y menos bellas las de los muertos.
Mis queridos artífices, espero que les pueda resultar beneficioso. Yo ya he hecho mi trabajo, y continuo trabajando en nuestra profesión.
El Fin