Giorgio Vasari
(autobiografía, Obras de G. Vasari)
Pintor Aretino
Biografía de : "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Giuntina de 1568
I Llegando al fin razonando sobre las obras de otros, con la mayor diligencia y sinceridad que he sabido y podía, yo también, al final de estas mis labores y razonamientos juntos, ha llegado el momento de dar a conocer al mundo las obras que este divino Dios me ha concedido la gracia de llevarlas, si bien no con esa perfección que me gustaría, verán, sin embargo, los que quieren mirar con el ojo sano, que han estado conmigo el estudio, la diligencia y un amoroso trabajo duro, y por lo tanto, si no es digno de alabanza, menos de excusa; que eviten la sanción, ya que están al aire libre y no las puedo ocultar. Pudiendo ser acaso, escrito por alguien más, e incluso mejor que yo debería decir la verdad, y acusarme a mí mismo de mis imperfecciones, y aprendan; seguro de esto, que si, como he dicho, no verá la excelencia y la perfección, hay al menos un deseo ardiente sin desaliento para trabajar bien, y trabajo incansable, y el gran amor que tengo a nuestro artes. Júzguenme que abiertamente confieso mi culpa, sabiendo que en gran parte voy a ser perdonado.
II Comenzando luego por mi inicio, yo digo, que está suficientemente relatado el origen de mi familia, de mi nacimiento (30/7/1511) y la infancia, y lo mucho que hizo Antonio, mi padre que con toda clase de bondad me indujo en el camino de la virtud, y en el detalle del dibujo, y que me vió muy inclinado, en la vida de Luca Signorelli de Cortona, mi pariente, en el de Francesco Salviati, y en muchos otros lugares de este trabajo, por lo que yo no voy a repetir las mismas cosas. Voy a decir así, que en mis primeros años las buenas pinturas me tenían atraído por las iglesias de Arezzo, y me enseñaron los primeros principios, y con un poco de orden, Guillermo de Marzilla, francés, de quien ya anteriormente hemos relatado las obras y su vida.
Luego del año 1524 en Florencia, gracias al cardenal Silvio Passerini de Cortona, estaba realizando algunos pequeños dibujos con Miguel Ángel, Andrea del Sarto, y otros, y que ya en el año 1527 fueron expulsados los Medici de Florencia, Alejandro e Hipolito en particular, con el que tuve tanta servidumbre infantil, por medio de dicho cardenal.
Me hizo volver Don Antonio a Arezzo mi tío paterno, habiendo muerto mi Padre de la plaga, Don Antonio me mantenía lejos de la ciudad, porque no me apestase, y fue la causa, que para escapar de la ociosidad, fui a ejercitarme por los campos de Arezzo, cerca de nuestros lugares, para pintar algunas cosas al fresco a los campesinos de la campiña, (en la vida de Giottino en la edc. Giuntina, dice que le ayudó rehacer los santos jacopo y Filippo) ya que no había usado nunca los colores al fresco; me ejercité por mi mismo sin ayuda, ni enseñanza como otros hacen con la práctica mejor.
III Luego, en el año 1528, después de la plaga, el primer trabajo que hice fue una tabla en la iglesia de San Piero d'Arezzo de'Frati de Servi, en la cual, está inclinando contra un pilar, tres medias figuras: Santa Agata, San Roque y San Sebastián. Me encontré con el Rosso, famoso pintor, que de esos días vino a Arezzo, era bastante bueno, aunque se alejó de lo natural, pero como quería saber me ayudó de diseños y consejos. También en gran parte a través de él me pidió Messer Lorenzo Gamurrini hacerle una tabla que le hice de un dibujo del Rosso (circulan algunas obras con su atribución por ejemplo ¿#?), y luego la llevé con estudio, trabajo duro y la diligencia de que era capaz de aprender y vendí mi nombre. Y si el poder que tenía me ayudaba de la voluntad, pronto me convertiría en un pintor razonable, ya que con tanto trabajado y estudio en las cosas de arte, me di cuenta de las dificultades, que eran mucho mayores de lo que yo había estimado en principio.
Sin embargo, no perdiendo el ánimo, volví a Florencia, donde, al ver que por un tiempo necesitaban mi ayuda tres hermanas y dos hermanos menores que yo, muerto mi padre, salí de los campos de Florencia en el año 1529, me fui, con mi querido amigo y orfebre Manno, a Pisa, donde, dejando a un lado el ejercicio de la orfebrería, pinté al fresco el arco que está sobre la puerta de la antigua compañía de los Florentinos, y algunas pinturas al óleo que me pidió hacer Don Miniato Pitti, entonces abad de Agnano de Pisa, y Luigi Guicciardini, quien en ese momento estaba en Pisa.
IV Estaba la guerra creciendo más cada día, y resolví volver Arezzo, pero no pudiendo por donde, lo hice dando un rodeo por las montañas de Módena a Bolonia; donde, viendo que se hacían para la coronación de Carlos V algunos arcos de triunfo con pintura, así que tuve que trabajar con jóvenes para mi beneficio y honor. Y porque yo dibujaba muy acertadamente, me pidieron que permaneciera allí dándome trabajo, pero decidí que tenía que volver con mi familia y parientes, y fue la razón por la que, encontrando buena compañía, regresé a Arezzo, donde encontré en buen estado mis cosas, por la custodia diligente, de mi tío Don Antonio, y durante ese tiempo esperando, dibujé haciendo algunas cosas al óleo en Anco en realidad no muy importantes.
Mientras tanto, el dicho Don Miniato Pitti, que había sido abad antes de Santa Anna, en el monasterio de Monte Oliveto di Siena, envió por mí; y así que le hice a sus generales de all'Albenga algunos retratos, y otras pinturas. Entonces, después de haber hecho lo mismo al abad de San Bernardo de Arezzo, le hice en Poggiuolo dell'Organo, dos óleos, Iobbe y Moisés. Por eso, al igual que el trabajo una cola del monje, que me obligaron a hacerlo delante de la puerta principal de la iglesia al temple y en las fachadas de un porche algunas pinturas al fresco, es decir, los cuatro evangelistas con Dios el Padre al temple y algunas otras cabezas tan grandes como al natural, en el que si bien como joven, poco experto, yo no hice nada que pudiera haber hecho uno más práctico, sin embargo, hice lo que sabía, y no disgustó a los padres, ya que poco habían comparado con mi edad y experiencia.
V Pero apenas había logrado esta obra, que, a través del cardenal Hippolito de Médici que pasó por Arezzo, me llevó a Roma para su servicio, como se ha relacionado en la vida de Salviati, donde tuve comodidades, por el favor de ese caballero, y pasé varios meses en el estudio del diseño. Y puedo decir con verdad, que la comodidad y el estudio de este tiempo, ha sido mi maestro verdadero y principal en este arte, si bien para mí, antes me había beneficiado, que ya está mencionado más arriba, y yo nunca había dejado el corazón un ardiente deseo de aprender el estudio incansable de la unidad y siempre dibujaba día y noche.
Aún fueron de gran ayuda en tiempos de los concursos. Los jóvenes mis iguales y compañeros, que estaban entonces en su mayoría muy excelentes en el arte. Entonces fue un estímulo el deseo de la gloria, que me empuja a ser capaz de ver muchas y variadas cosas raras para llegar a alcanzar honores y grado. Por lo que dije a mí mismo en ese momento: "¿Por qué no está en mi, el poder con un esfuerzo diligente y estudio continuo el llegar a mayor grado como tantos otros? Ellos también estaban hechos de carne y hueso, como yo.
Perseguido por tantos y tan orgullosos estímulos y la necesidad que he visto en mí, y mi familia, yo estaba dispuesto a no perdonar ninguna fatiga, ni malestar ni dificultad para lograr este fin. Y así me propuse en el alma, todo lo que era notable en Roma, entonces, y más tarde en Florencia y otros lugares donde yo habitaba, que en mi juventud no me basto, y no sólo pinturas, sino también a la escultura y la arquitectura, antigua y moderna, y, además de los que he hecho en la elaboración de la bóveda de la capilla de Miguel Ángel, y lo que quedaba de Raffaello, Polidoro y Baldassarre da Siena, que igualmente no me bastó en compañía de Francesco Salviati, como hemos dicho en su vida. Y con el fin de que cada uno de nosotros tuviera dibujos de todo, uno dibujaba el día para el otro, con las cosas diferentes; luego de noche copiábamos uno del otro, para aprovechar el tiempo y hacer mayor estudio, por no hablar de las muchas veces que no comíamos en la mañana si no de pié, y un par de cosas
VI Después de ese esfuerzo increíble, la primera obra que di, como de mi propio taller, era una gran pintura de figuras como del natural de una Venus con las Gracias, que estaban hecho hermoso y adornado, los que me hizo hacer el cardenal de Médicis, de esas tablas no se me ocurre hablar, porque era un muchacho, y no digo, excepto que todavía recuerdo agradecido los primeros pasos y lo mucho que aproveché en los comienzos del arte. Sólo que el señor me dio para que pudiera empezar bien animado con orgullo y presto. Y porque entre otras cosas había hecho a mi capricho un sátiro lujurioso, que, estando escondido entre unos arbustos, se alegraba y disfrutaba en la observación de las Gracias y a Venus desnuda, de una manera que agradó al cardenal, que, de todos hize nuevo abrigo, y me ordenó hacer una pintura al óleo mayor, con una batalla de sátiros alrededor de faunos, silvanos y puttis, que casi hize una bacanal; y para ello me puse a trabajar sobre el mismo, y después hice un boceto en cartón color del lienzo, que pasó con mucho de diez brazo
El cardenal marchó a Hungría, pero le hizo saber de mi al Papa Clemente, y me dejó en la protección de Su Santidad que me dio en custodia del señor Jerome Montaguto su maestre de cámara, con cartas que, que cuando yo me fuera a cambiar de aires, sería recibido luego de Roma, en Florencia por el duque Alejandro, lo que muy bien había hecho; de manera que, cuando yo dejé Roma, que por el aire cálido y la fatiga, caí malo, que me vi obligado para sanar a volver a Arezzo. Hacia el 10 de diciembre me llegué a Florencia, donde fui recibido por el duque con buena cara, y poco después estaba en custodia del magnífico Messer Ottaviano de Médicis, que me tomó bajo su protección, que mientras él vivió, me mantuvo como su hijo; al que yo bien recuerdo como a mi padre, con mucho amor.
VII Luego de regresar a mis estudios habituales, que tenía a mano, por medio de dicho señor, con mi correo en la nueva sacristía de San Lorenzo, donde las obras de Miguel Ángel, cuando fue a Roma en esos días, así que estudié durante algún tiempo con mucha diligencia. Luego, en mi trabajo, hice un obra de tres brazos de un Cristo muerto, llevado por Nicodemo, Josefo, y otros a la tumba, y Maria detrás llorando (#). El marco que, cuando se terminó, lo tenía el duque Alejandro, fue un buen y feliz principio de mis obras; de manera que no sólo se ocupó de mi nombre mientras él vivió, ya que entonces lo tenía en la habitación el duque Cosimo, y ahora uno de los más ilustres del príncipe y su hijo y hasta ahora, que en cualquier tiempo que he querido mejorarlo en algún lugar, no se me ha quedado atrás.
La primera obra, que el Duque Alejandro me ordenó terminar, fue la sala de la planta baja del palacio de Medici, que se quedó sin terminar, como se ha dicho, por Giovanni da Udine. Por tanto, les pinté cuatro escenas de los hechos de César cuando, tomando nota, tiene una mano en la boca y la espada; cuando quemado por los escritos de Pompeyo, no quiso ver las obras de sus enemigos; cuando, por suerte en el mar con tempestad, se da a conocer a los navegantes; y, finalmente, su triunfo, pero esto no se hizo en absoluto. Ya que se tardó más de dieciocho años, me dió el duque seis coronas la provisión de un mes, comida para mí, y un criado, y las habitaciones para vivir, con muchos otros productos básicos. Yo sabía que no merecía tanto una gran sala, por lo ya hecho, sin embargo, sabía que con amor y cuidado y no cuidando de fatigas aconsejado de quienes conocía, así que muchas veces volví a la obra ayudado por Tribolo, por Bandinelli y otros.
Tomé un retrato, a continuación, de tres brazos del Duque Alejandro, con armadura (#) retrato del natural, con el nuevo invento, como hecho prisionero y sentado como atado y con otras fantasías. Me recuerdo que además del retrato, en el que parecía, con armadura bruñida de blanco, brillante, y realmente yo tenía poco que perder, excepto el cerebro, por lo mucho que me fatigaba retratar en cada detalle del natural. Pero desesperado por no poder en este trabajo acercarme a la verdad, llamé a Jacopo da Pontormo, de quien miré por sus grandes virtudes, para ver la obra y asesorar; que vio la imagen y conociendo mi pasión, me dijo con cariño: "Hijo mio, esta armadura tan brillante en esta imagen, te parecerá siempre pintada bien ya que el blanco de plomo es el color más orgulloso en el trabajo hacia el arte, y aún más orgulloso el acristalamiento que tiene el hierro. Quitad la armadura y entonces verás que no son tan falsos los brazos ni tan malo, el mantenerlos ". Esta imagen, tal como era, se la di a la Duque, y el duque se la dio a Messer Ottaviano de Médicis, en cuya casa estaba hasta hoy, en compañía del retrato de Catalina (#) una joven hermana de dicho duque, y luego Reina de Francia, y la del Magnífico Lorenzo el Viejo (#). En el mismo sitio tiene tres obras de mi mano hechas en mi juventud. En uno de Abraham sacrificando a Isaac, el segundo es Cristo en el huerto (#), y, la última cena que hace con los Apóstoles.
Mientras tanto, murió el cardenal Hippolito, donde tenía puestas todas mis vistas, y empecé a saber lo vanas que son, las más de las veces, las esperanzas en este mundo, y que debemos principalmente confiar en nosotros mismos, para valer algo.
VIII Después de estos trabajos, vi que el duque se dio a las fortificaciones y la construcción, y empecé para mejor poder servirle, a trabajar en los asuntos de la arquitectura, donde me pasé un montón de tiempo.
Mientras tanto, para recibir en el año 1536 en Florencia, al emperador Carlos V, y con el fin de darle el Duque el recibimiento a los diputados con el honor, como se ha dicho en la vida de Tribolo, me encargo dibujar todos los arcos y otros adornos que se hicieran para esa entrada. El hecho de que tuviera la voluntad también, de beneficiarme, asignado, así como las banderas del gran castillo y fortaleza, como ya he dicho, de utilizar para la fachada un arco de triunfo, que se hizo en San Felice in Piazza, de cuarenta brazas de ancho y veinte de lado del ornamento en la puerta de San Piero Gattolini, quedó muy bien con todo mi esfuerzo. Y eso no era lo peor, por estos favores hacia mi, cayeron sobre mi mil envidias, pero con unos veinte hombres, que me tenían que ayudar con las banderas y los demás compañeros y trabajadores, en ninguna armonía, con tesón, veía que al final no podía terminar muchas obras siendo tan importante. Yo, no había esperado en la malicia de los que siempre había tratado bien, pero trabajando por mi parte día y noche, ayudado por los pintores que tenía del exterior, que me ayudaron, y confiando en superar las dificultades de este tipo y maldad con las obras mismas. Porque Bertoldo Corsini, proveditore (funcionario consejero) entonces general de su Excelencia, tenía relación con el duque, que quería hacer tantas cosas, que no era posible terminarlas todas, y sobre todo porque no tenía los hombres y estos trabajaban muy descontentos; por eso, el duque me mandó llamar y diciéndome como él lo quería, yo le respondí que mis obras eran buenas, acabadas, cómo iba a ver a su Excelencia a su antojo, y que en el fin sería alabar al conjunto; y yéndome de él, no pude mantener el secreto de donde yo trabajaba, y lo vio todo, y reunió además de la envidia la malicia de los que sin causa que la llevan. Llegado el momento de que todo tenía que estar en orden, yo había terminado en todos los puntos y lugares coloqué mi trabajo, para gran satisfacción del duque y de los demás. Siendo que la mayoría me juzgaba bien, aquellos se pusieron en evidencia. Después de la fiesta, además de las cuatrocientas coronas que me había pagado por las obras, me dio el Duque trescientas, por haberlas llevado a cabo terminadas a tiempo, según acordó. Con estos dineros le di dote y casé a una de mis hermanas, y un poco más tarde, hice a otra monja en Murate d'Arezzo (Monastrio y obra desaparecidos), dando al monasterio la dote, y como verdadera limosna, una tabla de una Anunciación de mi mano, con un tabernáculo de la tabla del Sacramento acomodado en ella, que se colocó en el interior de su coro, donde están en los oficios.
IX Habiéndome pedido hacer la compañía de Corpus Domini d'Arezzo en el altar mayor de San Domenico, hice un descendimiento de Cristo de la cruz , y poco después a la Compañia di San Rocco comencé la tabla junto a su iglesia en Florencia.
Ahora, cuando me estaba procurando, honor y nombre, y posesiones bajo la protección del duque Alejandro, el pobre caballero fue cruelmente asesinado, (6/1/1537) y he perdido la esperanza de poder levantar lo que tenía con su favor, aciaga fortuna, en la que perdí, en pocos años, a Clemente, Hippolito y Alejandro.
Resolví, recomendado por Messer Ottaviano, no queriendo seguir la suerte de los tribunales, si no la del arte por mi mismo, a pesar de que me habría sido fácil asentarme con el señor Cosimo de Medici, el nuevo duque. Y así, en Arezzo antes de tirar de la dicha junta, y hacer en la pared de San Rocco, el adorno (¿Pala de san Rocco?), cuando estaba recogiendo para ir a Roma, por medio de Messer Giovanni Pollastra, a quien como a Dios he amado (y al que siempre he recomendado y al que reconozco y siempre reconocí), fui llamado a Camaldoli, cabeza de la congregación de Camaldoli,
Los padres, querían ver dibujos para hacerse en su iglesia. Me gustó el paisaje alpino supremo, con su eterna soledad y la tranquilidad de este lugar santo, y ni me di cuenta de que llegaban los padres de venerable aspecto, y yo tan joven, que estaba en mas alto que ellos, pero con el corazón les hablé del camino, y que resolviesen si querían utilizar mi trabajo en las muchas pinturas que se encuentran en la iglesia de Camaldoli al óleo y al fresco. Pero donde me querían antes que nada, era haciendo el altar mayor. Yo les mostré con buenas razones que lo mejor era hacer uno primero pequeño, y que determinaran si les gustaba, antes de continuar; les dije que no quería hacer ningún pacto con ellos, ni coger el dinero, sin que antes les gustase, y que según fuera terminando mi trabajo, me pagaran, y que no me gustaba saltar, que con eso estaría de muy buena gana. La condición les pareció muy honesta y cariñosa, y nos alegramos de que pusiera las manos a trabajar.
X Me dijeron entonces que querían a la Virgen con el Niño en sus brazos, San Juan Bautista y San Jerónimo (#), que estaban como de vivo ermitaños en los bosques y selvas, para que lo vieran en la Abadía de Camaldoli, les hice unos dibujos con rapidez, lo que les agradó, y empecé la tabla, y en dos meses la tenía completamente terminada y puesta en su lugar, con gran placer de los padres (según demostraron) y mío;
Por espacio de dos meses, sentí cuán beneficioso es para los estudios la soledad, la tranquilidad, que el ruido de las calles y las plazas, impiden, que no deja lugar a la reflexión en este mundo. Después de entregar dicho cuadro, de repente me encargaron el resto de la pared de separación de la iglesia, es decir, la historia y otras cosas, que había que empezar desde bajo y en trabajo al fresco, pero le dije a la organización que no era posible trabajar al fresco en ese ambiente entre los montes.
Durante un tiempo, trabajé en Arezzo para la iglesia de San Rocco, con la Virgen, seis santos, y Dios Padre con algunas flechas en la mano figurado como las plagas. Que mientras él está en el acto de lanzar rayos, reza San Rocco, y otros santos para el pueblo (#). En la fachada hay muchas figuras al fresco, que están junto con la tabla.
Entonces me llamaron a val di Caprese por Bartolomeo Graziani, un fraile de San Agustín de Monte San Savino, me pidió hacer al óleo, la tabla grande en la iglesia de San Agustín donde la montaña, (#) en el altar mayor. Y por lo que se, quedaron de acuerdo, y me vine a Florencia para ver Messer Ottaviano, donde pasé unos días, he hize últimos trabajos para asegurar que no terminase al servicio de la corte, como él tenía en mente; así que gané la batalla por una buena razón, y resolví de andar libremente, ¿qué otra cosa mejor? Luego fui a Roma.
Y le hice por entonces al citado Messer Ottaviano, una copia de la imagen, en la que Raffaello de Urbino había retratado al Papa León (#), con el cardenal Julio de Médicis y el cardenal de Rossi, por que el duque quería el original, que estaba entonces en el poder que Messer Ottaviano. La copia que hice, está hoy en los hogares de los herederos de ese caballero, que al partirme de Roma me dio una letra de cambio por 500 escudos Giovan Battista Puccini, que me pagaba a mi, a cada petición hecha, diciendo: "Se sirve en que éstos sean capaces de esperar a que termine sus estudios, y a continuación, cuando le fuera cómodo, usted puede resarcirme en obras, o en efectivo en su tiempo libre".
XI Por lo tanto, me llegué a Roma el mes de febrero del año 1538 a lo largo de junio, en compañía de Giovan Cungi, mi muchacho del pueblo, para sacar todo lo que me habían dejado atrás las otras veces que había estado en Roma, y en particular, lo que estaba bajo tierra en las cuevas. Tampoco dejé cualquier arquitectura o la escultura, cosa que yo no dibujaba y no me tomaba prisas; pero puedo decir con verdad, que los dibujos que hice en ese espacio de tiempo, eran más de trescientos. Luego tenía entonces el placer y beneficio de muchos años en revisarlos, y refrescar la memoria de las cosas en Roma.
Que el trabajo y el estudio, me beneficia, lo vi ya a la vuelta en la Toscana en la tabla, que hice en Monte San Savino, en la que he pintado con algo de mejor manera, la Asunción de Nuestra Señora, y abajo, a los Apóstoles que están alrededor de la tumba, y San Agustín y San Romualdo (debió volver a terminarla o repasarla).
XII Luego fui a Camaldoli, donde según me habían prometido hacer cola los padres ermitaños, para hacerles la otra tabla con la Natividad de Jesucristo, fingiendo una noche, alumbrado por el esplendor del nacimiento de Cristo, rodeado de algunos pastores que lo adoran (#). Al hacer eso, me fui con los colores que imitan los rayos del sol, y dibujé las figuras y todas las otras cosas que funcionan con la luz natural, para que puesta, fuesen similares a la realidad. Entonces, debido a que la luz no podía pasar por encima de la cabaña, y alrededor de allí en adelante, hice suplir una luz que viene del esplendor del Ángel, que en el aire canta "Gloria in excelsis Deo", y en algunos lugares encienden fuegos los pastores, por ahí con gavillas de paja, y de otra parte la luna, la estrella y el ángel que se parece al párroco. En cuanto a la vivienda, hice un poco de mi capricho con estatuas rotas, y otras cosas similares. Y, en fin llevé a cabo este trabajo con toda mi fuerza y poder, y aunque él no consiguió con su mano y con un pincel, la gran difusión, se ve la voluntad de trabajar de manera óptima, la pintura, y gustó mucho. Messer Fausto Sabean, hombre letrado, entonces encargado de la biblioteca del Papa, tuvo, y después de él y algunos otros, hicieron muchos versos latinos en alabanza de la pintura, y trasladaron a la aventura mucho más afecto, que la excelencia funcionando es algo es bueno, y fue un regalo de Dios.
Después de esa tabla, resolvieron los jefes que hiciera una cara nueva en las historias que hacíamos; también hice el retrato arriba de la puerta de la ermita, por un lado, con un San Romualdo,(#) dux de Venecia, que era santo, y en el otro una visión, que se dijo del Santo (#) donde luego se hizo su ermita, con algunas fantasías, grutescos y otras cosas que hay que ver. Una vez hecho esto, me ordenaron al año siguiente que volví, para hacer un panel de los grandes.(#)
XIII Mientras tanto, el dicho Don Miniato Pitti, que era entonces visitador de la congregación de Monte Oliveto, habiendo visto la tabla de Monte San Savino y las obras de Camaldoli, encontrándose con Don Filippo Bolonia Serragli, florentino, abad de San Michele in Bosco, luego de eso me dijo que pintara el refectorio del monasterio, que muy honrado, le pareció que a mí, y no a los demás debería contratar esa labor; para que fuese a Bolonia, y que el trabajo quedase bien, se lo quitó de hacer. Pero primero, quería ver todas las pinturas más famosas que hice en esa ciudad de Bolonia, y de los demás.
El trabajo, en el refectorio se divide en tres paneles: en uno tenía que estar cuando Abrahán en el valle de Mamre con ángeles que le pusieron la mesa para comer (troceada); el segundo es, Cristo en la casa de María Magdalena y Marta (#), Marta habla con él, diciéndole que María ha elegido la vida buena; y el tercero, donde tenía que estar pintado San Gregorio cenando con doce pobres, entre los que se reunió Cristo (#).
Para ambos me pusieron a trabajar en este último pretendido San Gregorio en la tabla, en un convento, servido por monjes blancos de esa Orden, para poder dar cabida a esos padres, según lo que quisieran. Les hice más allá de eso, en la figura del santo Pontífice puse la efigie del Papa Clemente VII, y sus allegados, entre muchos señores, embajadores, príncipes y otros personajes que se encuentran en el comedor, y dibujé al duque Alejandro de Medici para la memoria por los beneficios y favores que había recibido de él, y por ser quien era, y con él, muchos de mis amigos; y entre los que sirven en la mesa, de los pobres, dibujé los frailes y algunos de mis criados del convento, como los extranjeros que servían, el dispensador, el almacenero, y otros tales hechos, y el abad Serrallo, el General Don Cipriano da Verona y los Bentivoglio. De la misma manera se pintaron las prendas naturales de ese Pontífice, haciendo terciopelos, damascos, y otras telas de oro y seda de todo tipo. Luego, dispuse, jarrones, animales y otras cosas que hacer para Cristofano del Borgo, como dijo en su vida (Cristófano Gherardi, su ayudante).
En la segunda historia, traté de hacer a mano, las cortinas, los edificios, y que además de ser diferente de la primera, que apareciera lo más posible el afecto de Cristo instruyendo a Magdalena, y el estado y la buena disposición de Marta en ordenar el banquete, y se queja de que la dejen sola por su hermana en tanto trabajo duro, y ministerio; por no hablar de la atención de los apóstoles, y muchas otras cosas a tener en cuenta en esta pintura.
En cuanto a la tercera historia, pinté los tres ángeles (que vienen no sé cómo) en una luz celestial, que parece irradiar de ellos, mientras que los rayos del sol están alrededor en una nube en la que se encuentran. De los tres ángeles que a Abraham adora a la antigua, solo a uno aunque el ve tres. Sara, mientras está riendo y pensando cómo puede ser lo prometido, y Agar con Ismael en sus brazo está saliendo del hospicio. La misma luz que da claridad a los funcionarios, entre ellos algunos que no pueden soportar el esplendor, y ponen las manos encima de los ojos y tratar de cubrirse; la variedad de las cosas, con sombras duras y rayos de luz da más fuerza a las pinturas, y han hecho de este más prominente que los otros dos, y varía en el color, que produce un efecto muy diferente. Pero hasta haber sido capaz de implementar mi idea, como siempre con nuevas invenciones y fantasías, que siempre estaba buscando en el duro trabajo del arte.
Este trabajo, por lo tanto, se como fuere, lo llevé a cabo en ocho meses, junto con un friso al fresco y ornamentos arquitectónicos, esculturas, cabeceras, tablas y otros adornos de todo el trabajo y todo el refectorio; y el precio de todo, fueron doscientas coronas, como los que aspiraban a la mayor gloria más que ganar. Por lo cual Messer Andrea Alciato mi muy querido amigo, que leía en Bolonia, hizo cuasa con estas palabras: de
"Octonis Mensibus opus ab Aretino Georgio pictum, no tam praecio, quam amicorum obsequis, et honoris voto anno 1539 Philippus Serralius pon curavit ".
XIV Hice por este mismo tiempo, dos paneles de un Cristo muerto y una Resurrección, para Don Miniato Pitti, abad en la iglesia de Santa Maria di Barbiano en San Gimignano Val d'Elsa;
Luego de terminadas las obras, me fui inmediatamente a Florencia, porque el Trevisi, Maestro Biagio, y otros pintores boloñeses, pensando que quería establecerme en Bolonia y tomar las obras y las comisiones de su trabajo que estaban en sus manos, no cesaron de perturbarme, pero más novatos que yo, de algunas de sus pasiones y formas me reí.
XV En Florencia, entonces, copié de un gran retrato de rodillas con el cardenal Ippolito Messer Ottaviano, y otras cabezas con los que fui celebrado. Que insoportable rubor del estado.
Donde salí, y volví a la tranquila y fresca Camaldoli, para hacer la mencionada imagen del altar. En el cual hice un Cristo que está siendo bajado de la cruz (#), con todo el estudio y el esfuerzo mayor que pude; y porque en la práctica y con el tiempo me pareció incluso no mejorar nada, no me satisfizo el primer borrador, y lo rehice como se ve todo de nuevo. E invitado por la soledad, les hize para el mismo lugar una imagen sobre dicho Messer Ottaviano, en la que pinté un San Giovanni desnudo, joven, entre unas rocas y cantos rodados, y que rehuía por los montes.
Apenas había terminado estas obras, que pasó por Camaldoli, Messer Bindo Altoviti, con carta para el lugar de los padres de Santo Alberigo para llevar a Roma a través del Tíber, grandes abetos, para la obra de San Pedro; y que vio todas las obras que había hecho yo en ese lugar, y para mi buena fortuna, antes de que él se fuera de allí, resolvió que hiciera para la iglesia del Santo Apóstol de Florencia una tabla. Para ello en una fachada de la capilla de Camaldoli al fresco hic, donde yo experimenté de unir el óleo en los colores, y quedó muy acertadamente, que llegué a Florencia y acometí el mencionado cuadro. Y porque quería ayudarme de sabios en Florencia para hacer el trabajo, pues tenía muchos competidores, y yo el deseo de aumentar mi nombre, me propuse entonces hacer mi voluntad con trabajo y esfuerzo poniendo tanto cuidado como me fuera posible.
XVI Y para ser capaz de hacerlo y descargar mis pensamientos, antes, di marido a mi tercera hermana y compré casa principal en Arezzo, con un sitio para hacer hermosos jardines en el pueblo de San Vito, con el mejor aire de esa ciudad.
En octubre de 1540 empecé, por lo tanto, la tabla de Messer Bindo, haciendo una historia de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, que fue el segundo título de la capilla. Esta cosa porque yo la vi muy ardua, buscando Messer Bindo y yo, la opinión de muchos amigos en común, hombres literatos, finalmente se hizo de esta manera (#): un árbol figurando el pecado original en el centro de la tabla, las raíces de la misma como la primera trasgresión de los mandamientos de Dios Adán y Eva desnudos, y después algunas ramas atan las manos de Abram, Isaac, Iacob, Moisés, Aron, Josue, pescante, Rey y los otros más tarde en el momento y todo lo que digo relacionada tanto para los brazos, excepto Samuel y San Juan el Bautista, los cuales están ligados a un solo brazo, por haber sido santificados en el seno materno. Envolví el tronco del árbol con la cola de la serpiente antigua, que, teniendo medio la forma humana, sujeta con sus manos atadas las de ellos; por encima de la cabeza tiene un pie, sujetando, la gloriosa Virgen, el otro se hace cargo de una luna, está vestida de sol y coronada con doce estrellas. Que la Virgen, digo, se apoya en el aire dentro de un esplendor de muchos angelotes desnudos, iluminado por los rayos que provienen de ella, que también los rayos que pasan a través de las hojas del árbol, para hacer de aleación ligera y parece que se vaya a su fusión de vínculos con la virtud y la gracia que de ella proceden. En el cielo, en lo más alto de la tabla están dos querubines sosteniendo unas tiras en que están escritas las palabras: "Quos Evae damnavit culpa, Mariae gratia solvit." Bueno, yo no había hecho hasta entonces otro trabajo, que recuerde, ni con más estudios, ni con más amor y esfuerzo puesto, si bien quedaron satisfechos otros, no me satisface yo, por el tiempo, el estudio y el trabajo que puse en todos los desnudos, en la cabeza, y finalmente en todo. Me dio Messer Bindo, por los trabajos de esta tabla, trescientos escudos de oro, y al año siguiente me hicieron muchas cortesías y palabras cariñosas en su casa de Roma, donde le llevé otra, casi en miniatura (#), pintura de esa tabla, porque siempre voy a estar obligado de su memoria.
XVII Al mismo tiempo que hice esta tabla y quedó puesta, como ya he dicho, en Santo Apostol, hice a Messer Ottaviano de Médicis a Venus y Leda con el dibujo de Miguel Ángel, y en un gran cuadro de san Jerónimo (#), como vivo, en penitencia, que contempla la muerte de Cristo, que mirando la cruz, se golpeaba el pecho, para ahuyentar a las cosas de la mente de Venus y las tentaciones de la carne, que en cualquier momento la abusó, a pesar de que estaba en bosques y lugares solitarios y salvajes, según lo cual él mismo explica en gran medida. En esa historia, hice una Venus, con amor en brazos corriendo lejos de esa contemplación, tener en la mano un juego y tiene caídas en el suelo las flechas y el carcaj; mencionar que las flechas de Cupido atraídas hacia los Sagrados sitios van a caer hacia él, y ven el espectáculo las palomas de Venus con el pico.
En todas las pinturas, tal vez entonces me gustaban y fueron trabajadas por mí como creía mejor, ya no sé cuánto me gustaba por ese tiempo. Pero debido a que el arte mismo es difícil, uno hace lo que puede. Bueno, yo voy a decir a esto, sin embargo que se hicieron con la sinceridad, que siempre he hecho mis pinturas, dibujos e inventos tanto como pudo ser, no digo en esto que se hicieron con gran rapidez, y tan bien con increíble facilidad y sin dificultad: es testigo de esto, como he dicho en otro lugar, el enorme lienzo que pinté en San Giovanni de Florencia en sólo seis días por el año 1542 para el bautismo del Señor Don Francesco de Medici, ahora el Príncipe de Florencia y Siena.
XVIII Ahora bien, aunque yo quería, después de estos trabajos, ir a Roma para satisfacer a Messer Bindo Altoviti, a quien ya había hecho cosas; no obstante me llamó a Venecia, Messer Pietro Aretino, poeta, entonces nombre claro y querido amigo, que me vi obligado, porque tenía muchos deseos de verme, de ir allí; Por lo cual hice con gusto ver las obras de Tiziano y otros pintores en ese viaje. Esta cosa fue hecha por mí, sin embargo, en pocos días vi en Módena, las obras de Correggio en Parma, y las de Giulio Romano en Mantua, y las antiguas de Verona.
Al llegar a Venecia con dos pinturas con dibujos de mano de Miguel Ángel (¿#?), le di una a Mendozza de Don Diego, que me pagó doscientas coronas de oro. No mucho tiempo habité en Venecia, por Aretino rogó al señor de la Calza para hacer un lado, donde yo estaba en compañía de Cungi Batista, y Cristofano Gherardi de Borgo S. Sepolcro, Sebastiano Flori, Aretino muy valiente y práctico, que en otro lugar digo razonando suficiente, para las nueve escenas (#) de la pintura en el palacio de Messer Giovanni Cornaro, es decir, en el intradós de una habitación de su palacio, para San Benito.
XIX Después de estas y otras obras de no poca importancia que yo hice entonces en Venecia, partí, a Fussi abrumado por el trabajo que tenía a mano, de allí el dieciséis de agosto del año 1542 me torné a la Toscana, donde llevaba adelante cualquier otra cosa donde yo quería poner las manos, estuve pintando en el techo de una habitación, que por mi orden había sido tapiada en mi casa ya dicha, todos los miembros que se encuentran en fase de diseño o que dependen sólo de él; en el centro hay una Fama (#,#) que se encuentra por encima de la bola del mundo y toca una trompeta de oro, y arroja un falso fuego para Maledicencia, y a su alrededor están en orden todas las artes con sus instrumentos en la mano. Y porque no tenía tiempo para hacerlo todo, hice ocho óvalos para que sean ocho retratos de la vida de "la primera de nuestras artes.
Por los mismos días que hice a las monjas de Santa Margherita de esa ciudad, en una capilla de su jardín, en un fresco la Natividad de Cristo, con figuras de tamaño natural.
XX Y así había consumido en el país el resto del verano, en el otoño me fui a Roma. Fuí recibido por dicho Messer Bindo con mucho cariño, y le hice una pintura al óleo en un Cristo resucitado como del natural, en la cruz y colocado en el suelo a los pies de la madre, y Phoebus en el aire que oscurece la cara del sol y la Diana de la luna. En el país entonces, oscurecido por nubes oscuras, se ven rompiendo algunas montañas de piedra, movidos por el terremoto que iba a sufrir en el Salvador; y algunos cadáveres de los santos son vistos, levantarse, salir tumbas de de varias maneras. Que terminó la pintura que era, por su gracia, no disgustando al más grande pintor, escultor y arquitecto que ha estado en nuestro tiempo y tal vez de nuestro pasado; incluso a través de esta imagen, que era, mostrándosela Giovio y Messer Bindo,
y conociéndola el illustrisimo cardenal Farnese, le hize como él quería, en una tabla alta de ocho brazos y cuatro de ancho, abarcando una Justicia, (#) un avestruz, la carga de los doce tablas, y el cetro que tiene la cigüeña en la parte superior; ya la cabeza de un ejército con casco de hierro y oro, con tres plumas, una empresa de juez justo, tres colores variados, todo estaba desnudo de la cintura hacia arriba; se ha vinculado a la banda, como las cárceles, con cadenas de oro, los siete vicios que usted es los contrarios: la corrupción, la ignorancia, la crueldad, el miedo, la traición, la mentira y la Maledicencia; por encima del cual se coloca en los hombros de la verdad desnuda, con regalo de la Justicia, dos palomas hechas como la inocencia; La Verdad le coloca a la Justicia en la cabeza una corona de roble para la fortaleza del alma. Todo el trabajo que llevé a cabo con diligencia a fondo, lo mejor que sabía.
Al mismo tiempo, estoy en deuda de Miguel Ángel Buonarroti y pidiéndole su parecer en todas las cosas de su opinión, que le pregunté y con mucho más afecto y por su bondad, fue la razón por la que me asesore sobre los que han visto algunos mis dibujos, y me di vuelta entrando a estudiar los temas de la arquitectura; que acaso no lo habría hecho nunca, si el más excelente hombre no me hubiera dicho lo que me dijo, que para modestia cayo.
XXI El San Pedro siguiendo, en la cálida Roma, y allí, después de haber consumido todo el invierno de 1543, que regresé a Florencia, donde, en la casa de Messer Ottaviano de Médicis, que yo podría decir que en mi casa, donde hice a Messer Biagio, para Lucca su compañero una tabla con el mismo concepto que el de Messer Bindo en el Santo Apóstol, pero lo terminé variando la invención, y lo inicié en Lucca para su capilla en San Piero Cigoli (#). Hice otra del mismo tamaño, es decir, de siete brazas y cuatro de ancho, la Virgen, San Jerónimo, San Lucas, Santa Cecilia, Santa Marta, San Agustín y ermitaño San Guido, y la tabla se colocó en la catedral de Pisa, donde había muchas otras de manos de hombres excelentes.
Pero no bien había llevado esta a su fin, el encargado del Duomo me dio para hacer otra. Dónde tenía asimismo la Virgen, para variar la otra parte, lo hice con la Madre de Cristo y este muerto al pie de la cruz colocado en su regazo, los ladrones en alto encima de las cruces, y con las Marías y Nicodemo que están alrededor, los santos titulares de esas capillas que están acomodados en la composición de la historia de esa tabla.
XXII De nuevo volví a Roma en el año 1544, donde hice muchas pinturas a varios amigos, que no es necesario recordar. Hice una imagen de una Venus con el dibujo de Miguel Ángel (#) a Messer Bindo Altoviti cuando volví con él a su casa.
Y pinté para Galeotto da Girone un comerciante florentino al óleo una tabla con Cristo siendo bajado de la cruz, (#) que se colocó en la iglesia de San Agustín en Roma en su capilla. Para que la tabla pudiera trabajar cómodo, junto a algunas obras que había asignado Tiberio Crispo castellano de Castel St´Angelo, que me habían dejado en el Trastevere, en el palacio que construyó el obispo Adimari ya en Santo Onofrio, y luego fue proporcionada por Salviati la segunda.
Pero sintiéndome mal y cansado de trabajos interminables, me vi obligado a volver a Florencia, donde hice unos cuantos retratos, y entre ellos uno en el que están Dante, Petrarca, Guido Cavalcanti, Boccaccio, Cino da Pistoia y Guittone d'Arezzo (#), para Luca Martini, le saque de antiguos retratos cuidadosamente, y del cual muchas copias se hicieron entonces.
XXIII El mismo año de 1544 trabajé en Nápoles para los monjes. Don Giammateo Amberes, general de Monte Oliveto, me pidió que le pintara el refectorio de un monasterio construido para ellos por el rey Alfonso I. Cuando llegué no estaba por aceptar el trabajo, siendo que el refectorio y el monasterio estaba hecho de arquitectura antigua con las bóvedas en arco de medio punto bajas, y ciego de luz, no dudando que de realizarlo poco honor conseguiría. Pero obligado por Don Miniato Pitti, y don Hipólito de Milán, y mis amigos cercanos, y luego que me visitaron de esa Orden, finalmente accedí. Aun a sabiendas de que no podría hacer algo bueno, si no con una gran abundancia de adornos, deslumbrar los ojos de los que tuvieran que ver que el trabajo, con la variedad de muchas figuras. Resolví hacer todas las partes del refectorio forjado en estuco trayendo con compartimentos de una era moderna toda la grosería de aquellos Para mí fue una gran ayuda siempre que las paredes, estaban hechos, de piedras de toba que se utiliza en esa ciudad, que cortan cómo hacen con la madera, o mejor, es decir, como los ladrillos que no están completamente cocidos. Así que tuve comodidad, cortando, haciendo huecos, óvalos, octógonos y engrosándolo con clavos y poniendo de las mismas tobas. Reducido, por lo tanto, las bóvedas a las buenas proporciones con estuco, que fueron las primeras que se trabajaron en Nápoles a la manera moderna, y en particular las fachadas y las paredes extremas de ese refectorio, donde hice seis tablas al óleo, de siete brazas de altas, a saber. (El refectorio se reconvirtió en la iglesia de Santa Ana de los Lombardos #) En las tres que están por encima de la entrada del refectorio está la lluvia de maná para el pueblo judío, en presencia de Moisés y Aron en escorzo, en la que traté de mostrar, mujeres, hombres y putti con diversidad de actitudes y ropa, y el cariño con el que reconocen al recoger el maná de Dios. Enfrente, a la cabeza está Cristo que cena en la casa de Simón y María Magdalena, que con lágrimas moja sus pies y los seca con el pelo, toda compungida de arrepentimiento de sus pecados. La historia se divide en tres escenas: en medio está la cena, a la derecha un armario lleno de jarrones de diferentes formas, y extravagantes, y a mano izquierda el sirviente que lleva la comida.
El espacio está dividido en tres partes: una es la de la fe, la segunda y tercera parte la Religión y la Eternidad. Cada una de ellas, estaban en el medio, tienen ocho Virtudes alrededor, probando a los monjes en el refectorio para comer, que lo que se requiere de su vida para la perfección. Y para enriquecer los compartimentos de la época, le hice lleno de grutescos, hasta cuarenta y ocho y hasta en cuarenta y ocho departamentos hice ornamentos de imágenes celestiales; y en seis caras a lo largo del refectorio de eso, y más bajo las ventanas hechas con rico ornamento, pintando seis de las parábolas de Jesucristo, para ese lugar. Todas las pinturas y ornamentos corresponde a los recortes hechos de ornado.
XXIV Después hice para el altar mayor de la iglesia, una tabla alta de ocho brazos que contienen a la Virgen con Simeón en el templo y Jesucristo pequeño, con nueva invención. Pero es una gran cosa, y después de Giotto, no fue hasta ese momento en maestros tan nobles y grandes de la ciudad en la pintura habían llegado hacer cualquier cosa de importancia, ni habían sido bien realizado cualquier cosa que fuera de la mano de Perugino y Raphael, para que me impulsara hacerlo, por que no se extiende mi poco conocimiento, ya que había que despertar el ingenio de ese país en grandes cosas con el trabajo honrado. Y este o cualquier otro ha sido la causa, que el tiempo ahora que estaban hechas de estuco y pintadas queden como muy hermosos obras
Además de las pinturas que anteriormente he dicho, en la casa de huéspedes del mismo monasterio, les hice figuras al fresco de tamaño natural, con Jesucristo, con la cruz al hombro, y en la imitación de él muchos de sus santos que tienen lo mismo de él, para mostrar que los que realmente lo quieren, en la continuidad, debemos llevar con buena paciencia las adversidades que da el mundo.
Para la orden general llevé a cabo una gran imagen de Cristo, que aparecido a los Apóstoles preocupado en el mar por su suerte, donde toma del brazo a San Pedro, que iba por el agua, con temor a ahogarse (#). Y en otra imagen, para el abad Capeccio le hice la Resurrección (#); y llevadas a cabo al final estas cosas, le hize al Sr. Don Pietro di Toledo virrey de Nápoles, pintado al fresco en su jardín de Pozzuolo, y en una capilla algunos adornos de estuco fino.
Por la misma me habían dado órdenes de dos grandes logias, pero no tuvo efecto por esta causa. Habiendo diferencias entre el virrey y los dichos monjes, el sheriff llegó con su compañía al monasterio por el abad y prender algunos monjes, que en procesión tuvieron palabras de mal proceder de los monjes negros. Pero los monjes haciendo defensa, ayudados por unos quince jóvenes que trabajaron conmigo al estuco y pintura, dejaron algunos policías heridos, por lo que por la noche, fue cuenta que salieran y escaparan unos por aquí otros por allí,
XXV Y así me quedé casi sólo, no pudiendo terminar las logias de Pozzuolo, ni tampoco las veinticuatro pinturas de las historias del Antiguo Testamento y la vida de San Juan Bautista; que, no satisfaciéndome quedarme en Nápoles más, me las llevé a Roma, de donde las envié, y se colocaron en las spalliere (#) y por encima de los armarios (#,#,#,#,#,#,# ) hecho con mi diseño y arquitectura, en la sacristía de San Giovanni Carbonaro, convento de los frailes ermitaños observantes de San Agustín, donde poco antes había pintado en una capilla de la iglesia la tabla de un Cristo crucificado (#), con una rica y variada ornamento de estuco, a petición de Seripando su general, que entonces era un cardenal. Así mismo en el medio de las escaleras de dicho convento, les hice al fresco a San Giovanni Evangelista, que está mirando la Virgen, vestida del sol, con los pies sobre la luna y coronada con doce estrellas.
En la misma ciudad que pinté para Messer Tommaso Cambi, un mercader florentino, y mi querido amigo, en el salón de su casa, en las cuatro paredes, el tiempo y las estaciones del año: el sueño, y el sueño en una terraza, donde hizo una fuente.
Al duque de Gravina le pinté una tabla, que llevó a su País, con los reyes Magos que adoran a Cristo, y a Orsanca el Secretario del Virrey le hice otra tabla, con cinco figuras en torno a un Crucifijo, y muchas pinturas.
XXVI Con todo lo que yo hice fui muy bien visto por esos señores, y que había ganado mucho y mis comisiones ganaba todos los días y se multiplican, juzgué, luego de que mis hombres ya me habían dejado, y que estando bien hecho, después de haber trabajado en un año en esa ciudad lo suficiente en las obras, decidí volver a Roma.
Y de las cosas hechas. el primer trabajo que hice fue al Sr. Ranuccio Farnese, entonces arzobispo de Nápoles, en cuatro lienzos al óleo, para el órgano del Piscopio de Nápoles, que contiene los cinco santos patronos de la ciudad, y en la parte interior la Natividad de Jesucristo, con los pastores, y el rey David, que canta con un salterio: "Dominus dixit ad me", etc, Y lo que he mencionado anteriormente veinticuatro pinturas y algunos a Messer Tommaso Cambi, todos los cuales fueron enviados a Nápoles.
Una vez hecho esto, he pintado cinco pinturas a Raffaello Acciaiuoli que las llevó a España, de la Pasión de Cristo.
El mismo año, teniendo ánimo el cardenal Farnese de pintar la habitación en el Palacio de la Cancillería de San Giorgio, Monseñor Giovio, con el deseo de que lo que lo hiciese de mis manos, me hizo hacer un montón de dibujos de diversos inventos, que luego no se hicieron en el trabajo. Sin embargo, resolvió por fin el cardenal, que se hiciera al fresco, y con la mayor rapidez que fuese posible para usarlo por algún tiempo según decidiese.
La habitación tiene poco más de un centenar de palmos de largo, y de alta hasta cincuenta. En cada fachada, por lo tanto, en trozos de cincuenta palmos en la fachada larga, y en el lado de las ventanas, no se podían hacer historias, sin embargo, y no queriendo repetir, la pared en la cabeza , que es opuesta; y con el fin de no hacer, lo que hasta ese momento había sido utilizado por los artesanos en todas las historias, desde arriba a abajo, al menos, nueve palmos, por cambiar a algo nuevo, puse unas escaleras partiendo de la tierra (#), hecha en varias maneras y cada uno su historia. Y encima de aquellos empiezan a subir las figuras en consonancia con el tema, poco a poco, desde el suelo, hasta que la historia comienza. Largo y tal vez aburrido sería decir todos los detalles y minucias de estas historias, pero voy a tocar brevemente las principales cosas.
XXVII Por lo tanto, todas son historias de hechos del Papa Pablo III, y en cada uno está su retrato en vida. En la primera, donde se encuentran, por así decir, los envíos a la corte de Roma, se pueden ver por encima del Tíber diferentes naciones y diferentes embajadas, con muchos retratos en vivo, que vienen a pedir y para ofrecer gracias a diversos impuestos al Papa. Y más allá, en cierto lugar, dos figuras grandes, colocadas encima de las puertas, que son historias, una de las cuales se hace para la Elocuencia, que tiene por encima dos Victorias sosteniendo la cabeza de Julio César, y en la otra para la Justicia, con las otros dos Victorias sosteniendo la cabeza de Alejandro Magno, en el alto y en medio en los brazos de dicho Papa con el apoyo de donaciones y Retribuciones. En la fachada principal está el mismo Papa que remunera la virtud con salarios de caballeros, beneficios, pensiones, obispados y sombreros de cardenales, y entre los que reciben están Sadoleto, Polo, Bembo, Contarini, Giovio, Buonarroti, y otros retratos virtuosos de todos al natural, y en esto en un gran nicho una Gracia con un cuerno de la abundancia lleno de dignidad, que derrama en el suelo. Y las Victorias, que están sobre ella semejante a las otras, sosteniendo la cabeza del emperador Trajano. Y aún la envida, comida por las víboras, y parece que se muere de veneno. Y otra vez en el final de la historia, el escudo de armas del cardenal Farnese, en poder de la fama y de la Virtud. En la otra historia, el mismo Papa Pablo, se ve todo atento a las obras, y en particular a la de San Pedro por encima del Vaticano. Y están arrodilladas ante el Papa Pintura, Escultura y Arquitectura, después de haber explicado un dibujo de la planta que San Pedro, ordenadas de seguir y conducir a su buen fin. Más allá de estas figuras, el Ánimo, que abre el tórax y muestra el corazón y solicitud antes de la riqueza. Y en el nicho, similar con dos victorias, que mantienen una efigie de Vespasiano. Y en el medio está la religión cristiana en otro nicho que divide una historia de la otra, y por encima de dos Victorias sosteniendo la cabeza de Numa Pompilio. Y las armas que está por encima de esta historia son del cardenal San Giorgio, que hizo la construcción. En la otra historia, que se encuentra frente a la expedición de la corte, donde se hace la paz universal entre los cristianos por medio del Papa Pablo III, y en especial entre el emperador Carlos V, y el rey Francisco de Francia, que están retratados. Y se puede ver a la paz en los brazos, y cerrado el templo de Jano, y al Furor encadenado. De los dos grandes nichos puestos en el centro de la historia, en uno se encuentra la Concordia, con dos victorias encima, sosteniendo la cabeza del emperador Tito, y el otro está la caridad con muchos putti. Por encima del nicho de la celebración, dos Victorias con la cabeza de Augusto, y al final están las armas de Carlos V en poder de la Victoria y la Alegría, y todo este trabajo está lleno de inscripciones y lemas bellamente hechas por Giovio; en particular, una que dice que todas esas pinturas se han realizado en cien días. Que hice tan joven como los que no piensan si no servir a Jehová. Como ya he dicho, quería poner fin al servicio en ese momento. Y en verdad, aunque yo me fatigaba mucho en hacer diseños y el estudio de esa obra, confieso que por error, puse en manos de los chicos a los que guíe en cuanto era necesario hacerlo, ya que habría sido mejor si hubiera sufrido cien mes y lo haberlo hecho con mi propia mano.
Tan bueno que si no lo hubiera hecho de esa manera que quería para el servicio del cardenal y mi honor, porque también tenía en mi conducta quedar satisfecho de mi mano. Pero este error fue la razón por la que decidí no hacer más obras, que no fuesen de mí mismo completamente terminadas en el proyecto, no de la mano de ayudantes, sino hechos los dibujos de mi mano.
Hicieron mucha práctica, Bizzera (Gaspar Becerra) y Roviale (Pedro Rubiales) españoles, que trabajaron allí mucho conmigo, y el boloñes Batista Bagnacavallo, Bastian Flori de Arezzo, Giovanpaolo del Borgo entre Salvadore Foschi d'Arezzo, y muchos de mi juventud.
XXVIII En este momento yo a menudo iba por la noche, después de ver las opciones con el ilustre cardenal Farnese, donde durante la cena siempre lo habían mantenido con hermoso y honrados razonamientos, Molza, Anibal Caro, Messer Gandolfo, Messer Claudio Tolomei, Messer Romulus Amasseo, Monseñor Giovio, y muchos otros escritores y caballeros, de los cuales siempre está llena la corte de ese señor, él vino una noche a la razón, sobre la colección de Giovio, diciendo de los retratos de hombres ilustres que tenía en lugares con hermosas inscripciones.
Y pasando de una cosa a otra, como se hace por medio del razonamiento, dijo Monseñor Giovio que siempre había tenido un gran deseo, de un poeta, que adjuntara al elogio de su libro, un tratado en el que relaciona hombres ilustres en el arte del dibujo, desde Cimabue a nuestros tiempos. Alrededor de esa ampliación, mostró un gran conocimiento y juicio en asuntos de nuestras artes, pero es muy cierto que no sobrado en cosas, a menudo fallaba con los artistas, o intercambiaba nombres, apellidos, países de origen, o las obras, y no estaba diciendo las cosas como estaban hasta el punto, sino exagerando.
Cuando terminó su discurso Giovio, volviéndose hacia mí, dijo el cardenal, "¿Qué te parece Giorgio, esto no sería un hermoso trabajo y un noble esfuerzo?". "Bella respuesta illustre Monseñor, si Giovio se viera asistido por alguien de arte para poner las cosas en sus lugares, y para decirle cómo son en realidad". Digo así, por que si bien fue maravilloso su discurso, dijo muchas cosas cambiadas por otras."
"Tú, pues, "añadió el cardenal "te ruega el querido Giovio, Caro, Tolomeo, de darle un resumen, y noticias ordenadas de todos estos artistas, y sus obras según el orden del tiempo. Y así sus artes se beneficiaran de saber de sus miembros"
Esta cosa que yo sabía, incluso por encima de mis fuerzas, prometí llevarla con buena voluntad, y así comencé a buscar en mis recuerdos y escritos realizados alrededor, desde que era un muchacho, por la afición y afecto que yo tenía a la memoria de nuestros artesanos, cada una de las noticias ", que era muy querido para mí, los puse todos juntos todo con lo que pensaba sobre ello, y se lo llevé a Giovio, que, mucho más tarde me había elogiado ese esfuerzo, y me dijo, "Giorgio, quiero que tomes esto y lo pongas todo en la forma en que veo muy bien que va a ser, por que no me gusta de corazón, sin saber las maneras, ni conocer muchos detalles que usted si sabrá, que si tuviera que hacerlo yo, lo haría como un tratado más similar al de Plinio ; haz lo que te digo, Vasari, porque veo por la muestra que será hermoso y tendrá éxito, porque sabia como lo he hecho en esta narrativa ".
Pero me pareció que lo que hacía no estaba muy firme y pedí opinión a Causo Caro, a Molza, a Tolomeo, y otros de mis buenos amigos; resolviendo finalmente, poner la mano con intención de terminarlo, para darle a uno de ellos, que pudiera revisarlo y corregirlo, y publicarlo con otro nombre que no fuera el mío.
XXIX Partí de Roma el año 1546 en el mes de octubre, y llegando a Florencia, me pidieron hacer las monjas del convento de la murate, en óleo sobre madera, una última cena para el refectorio, que fue pagado por el Papa Pablo III, que tenía a su hermana de monja en el monasterio, era la condesa de Pitigliano. Y luego hice en otra tabla a Nuestra Señora que tiene a Cristo niño en sus brazos, con Santa Catalina, y otros dos Santos; esta imagen me hizo hacer Messer Tomaso para su hermana, abadesa en el monasterio de Bigallo de Florencia.
Llevé a terminó para Monseñor de Rossi de San Secondo, y obispo de Pavía, dos grandes cuadros al óleo, con un San Jerónimo, y el otro una Piedad, que los dos fueron enviados a Francia.
Luego, en el año 1547 para el Duomo de Pisa, a instancia de M. Sebastiano della Seta guardián de las obras, le comencé una tabla; y después a mi querido amigo Simon Corsi, un gran cuadro al óleo de una Virgen.
XXX Mientras yo hacía estas obras, había llevado a buen fin el libro de las vidas de pintores y de los artesanos, que se quedó con casi sin más que hacer que para transcribirlo en buena forma, cosa que dejé en las manos de Don Gian Matteo Faetani da Rimini, monje de Monte Oliveto, una persona de letras y de genio, y porque yo hiciera alguna obra en la iglesia y el monasterio de Santa Maria di Scolca en Rimini, donde fue abad.
Este, pues, excelente escritor, me prometió transcribir y corregir él mismo, y él me sacó en Arimini que hacer, por este servicio, con una tabla en el altar de dicha iglesia, que está a unas tres millas de distancia de la ciudad. En la tabla hice a los Reyes Magos adorando a Cristo (#), con una infinidad de figuras realizadas por mí en ese lugar solitario con mucho estudio, imitando lo que pude las personas de las cortes de los tres reyes, mezclados entre sí, pero aún con el aire de esa región, y con sujeción a lo que cada uno es rey. Por la razón de que algunos tienen la tez blanca, los segundos grises, negro otros, así como la diversidad de modelos y varias ropas llevadas con vaguedad y distinción.
El retablo tiene a cada lado otros dos grandes cuadros, con el resto de la corte, caballos, elefantes y jirafas, y para la capilla en diferentes lugares profetas, sibilas, y los evangelistas en el acto de escribir. En la cúpula o más bien tribuna hizo cuatro grandes figuras, que tienen que ver con las virtudes de Cristo y su genealogía, y de la Virgen, y a Orfeo y Homero con algunos lemas griegos, Virgilio con el lema: "Iam redit et Virgo", etc y Dante con estos versos:
Tú eres el único que ennoblece la naturaleza humana, que su Creador no desdeñó para obtener su factura.
Con muchas otras figuras e inventos de los cuales no hay necesidad de decir más.
Después, por mi parte seguí escribiendo dicho libro para llevarlo a buen fin,
En San Francisco, en Rimini, en el altar mayor un gran tablero al óleo , con un San Francisco recibiendo los estigmas de Cristo en el monte de La Vernia, copiado de natural; con la montaña y las piedras grises, y de manera similar a S. Francisco con, su compañero en gris, con un sol, en el que Cristo está con buen número de los Serafines, y así se presenta variada la obra, y el Santo destaca entre todas las otras figuras por el esplendor del sol, y el paisaje en sombras con variación de colores iridiscentes, que a muchos les gustó, y luego fue muy elogiados por el cardenal Capodiferro, legado de la Romaña.
Siendo convocado de Rímini a Rávena, como ya he dicho en otro lugar hice una tabla en la nueva iglesia de la abadía de la Orden de Camaldoli, donde pinté un Cristo bajado de la cruz y la mentira en el regazo de la Virgen; y al mismo tiempo para varios amigos muchos dibujos, pinturas y otras obras mucho más pequeñas y tan diferentes, que sería difícil para mí recordar alguna, y que los lectores pueden no agradecer saber de tantas minucias.
XXXI Mientras tanto, se terminó de construir mi casa en Arezzo, donde regresé, y realicé dibujos para pintar la sala, tres dormitorios y la fachada, para mi propia diversión. En los dibujos, he hecho entre otras cosas, todas las provincias y lugares donde había trabajado, homenajes casi a las ganancias que había hecho con ellos, de acuerdo a mi casa; pero sin embargo, no hice nada, excepto el techo de la sala, que es de muy rica madera, con trece imágenes de gran tamaño, donde están los dioses de los cielos, y en las cuatro esquinas las cuatro estaciones del año desnudos, (#) que están mirando a una gran imagen, que está en el centro, (#) dentro de la cual está la figura a tamaño natural de la Virtud, que tiene bajo sus pies a la envidia, y agarra a la Fortuna por el pelo, mejor la una que la otra; y que fue lo que gustó mucho en la transformación de toda la habitación, estar en el medio la excelencia y la Fortuna, y la Envidia que a veces estan por encima de ella, la suerte de la virtud, en el otro lado está encima la Virtud de la Fortuna y la envidia, así como habituales se ve a menudo realmente.
En rededor en las paredes están, la libertad, la sabiduría, la prudencia, el trabajo, el honor, y otras cosas similares, y en las historias giran en torno a los antiguos pintores, Apeles, Zeuxis, Parrasio, Protógenes, y otros con diversos compartimentos y minucias, que dejo en aras de la brevedad.
En una cámara de madera tallada, Abraham en una gran medallón, que Dios bendice la semilla y promete multiplicar en infinito, y en cuatro cuadros, que bordean este redondo están alrededor, la Paz, la Concordia, la virtud y la modestia, y por qué siempre se adoraron la memoria y las obras de los antiguos, quería colorear y quería revivir esta forma de pintar, y lo hicimos todo al temple; que en grado absoluto merece ser despreciado o descuidado.
En la habitación al entrar, casi burlona, una novia que tiene un peine en la mano, con la que muestra haberse peinado y traer con él toda la casa del padre, y lleva en la mano antes de entrar en la casa del marido una antorcha encendida, mostrando que va a traer el fuego que consume y destruye todo.
XXXII Mientras yo estaba pasando ese momento, en el año 1548, Don Giovanni Benedetto da Mantua, abad de un monasterio de monjes de Santa Fiore e Lucilla monasterio de los monjes negros de Monte Cassino, infinitamente deleitándose en las cosas de la pintura y siendo mi muy querido amigo, me rogó para hacerle en el cabecero de su refectorio, un Cenáculo, o algo por el estilo.
Resolví para complacerlos, en pensar algo fuera de lo común, y así decidí junto con el buen padre, de hacer la boda de la reina Ester, y el rey Asuero, y todo ello al oleo en una tabla de quince brazas de largo , pero antes de colocarlo en el lugar, y luego de trabajarlo allí; ( puedo decirlo con autoridad) que muestra realmente lo que es y la verdadera iluminación, por lo que, de hecho, el trabajo en la parte inferior, o en cualquier otro lugar, provoca cambios en las luces, las sombras y muchas otras propiedades.
En este trabajo, entonces traté de mostrar la majestuosidad y grandeza. No puedo hacer un juicio de si lo había conseguido.
Puse en todas las disposiciones muy cuidadosamente, que se conoce todas las formas de sirvientes, pajes, escuderos, soldados de la guardia, coperos, con credibilidad, los músicos, y un enano, y cualquier otra cosa que se requiere en un real magnífico banquete.
Allí podrá ver entre los demás el mayordomo y los camareros con las viandas que llevan a la mesa, acompañados por un buen número de pajes vestidos con librea, y otros escuderos y sirvientes.
En los extremos de la mesa, que es ovalada están hijos caballeros y cortesanos y otras personas que están de pie, como es costumbre, para ver el banquete.
El rey Asuero está sentado a la mesa orgulloso y enamorado se inclina sobre el brazo izquierdo, ofreciendo una copa de vino a la reina, en actitud verdaderamente digna y real.
Así que si tuviera que creer todo lo que oí entonces a la gente, y todavía se oye de todos los que ven la obra, se podría considerar que habría hecho algo, pero sé cómo fueron las cosas y lo que había concebido de idea. No obstante admito que esto libremente fue un estudio llevado con diligencia.
Por encima de la obra en la ménsula de la bóveda está Cristo que ofrece a la reina una corona de flores, y esto se hizo al fresco, para mencionar el concepto espiritual de la historia, en que la antigua sinagoga donde fue repudiado Cristo, se casó con la nueva iglesia de fieles cristianos.
Hice por este tiempo un retrato de Luigi Guicciardini, el hermano de Messer Francesco, quien escribió la historia, por haber querido Messer Luigi, y haciéndome de él muy querido amigo en ese año, siendo comisario de Arezzo, mel hice con una finca muy grande de tierra, llamada Frassineto, en Val di Chiana; que ha sido la salvación y el bien de mi casa, y será de mis sucesores, así como yo espero, si no fallará a sí mismos la esperanza.
El retrato, que está en posesión de los herederos de Messer Luigi, se dice que es el mejor, y el más similar de los infinitos hechos.
Pero de los retratos pintados por mí, aunque fueron muchos, no voy a mencionarlos, que sería tedioso; y lo digo de verdad, me he defendido en lo que podía hacer con ellos.
Hecho esto, pinté para la comisión de Mariotto da Castiglioni Arezzo, para la iglesia de San Francesco de aquella tierra, una tabla de la Virgen, Santa Ana, San Francisco y San Silvestre.
Por este mismo tiempo dibujé para el cardenal di Monte, que más tarde se convirtió en el Papa Julio III, en gran parte mi santo patrón, que era entonces legado de Bolonia, el orden y el plano de una gran finca, que a su vez se puso en marcha al pie de Monte Sansovino, su tierra natal, donde a menudo estuve a las órdenes de este señor, que se deleitaba en la construcción.
XXXIII Luego que yo había terminado estas obras, en Florencia, que yo he aportado, pinté ese verano para un estandarte de la procesión de la Compagnia di San Giovanni de Peducci d'Arezzo, un San Juan predicando a las multitudes con una banda (#), y en la otra el mismo con el bautismo de Cristo (#), las pinturas las hice una vez que había terminado de pintar en mi casa en Arezzo, para que fuese entregado a los hombres de esa compañía.
Pero llegó a pasar a través de Arezzo el arzobispo cardenal George d'Armignach, francés, y pasó a ver mi casa, y vió ese estandarte; hizo todo lo posible, ofreciendo un gran precio, para enviarlo al rey de Francia, pero no me gustaba dar fe a los que habían hecho el encargo, de hacer otro tan bien y con igual diligencia.
Y no mucho después empecé a Anibale Messer Caro, segun me había pedido en una carta de su primera de las cuales le había impreso en un marco a Adonis muriendo en el regazo de Venus, de acuerdo con la invención de Teócrito, que el trabajo era entonces, y casi contra mi voluntad, llevado a cabo después de Francia, y entregado a Messer Albizo del Bene, junto con una Psique , que está apuntando con una lámpara el dormir de Amor, y se despierta con una chispa de la lámpara de estar dormido.
Todas figuras desnudas tan grandes como de natural y fueron la razón por la que Alfonso di Tommaso Cambi, joven hermoso entonces, hombre de letras, virtuosos y muy cortés y educado, fue retratado desnudo, y todo entero, en la persona de un Endymion cazador amado por la Luna, cuya blancura, un capricho en todo el país, tiene la luz de la claridad de la luna, en un paisaje de fantasía que está en la oscuridad de la noche como muy propio y natural, por lo tanto, que yo me ingenié con toda diligencia en los colores que se encontrasen propios, dando a la luz de la luna un amarillo pálido, como acostumbra a dar a las cosas que ilumina.
Después de esto, pinté dos cuadros para enviar a Ragusa: uno con la Virgen y el otro una Piedad (¿#?); y a Francesco Botti un gran cuadro de la Virgen con el Niño en brazos y San José, imagen, que por cierto yo hice con la mayor diligencia ya que sabía que lo llevaría con él a España.
XXXIV Después de estos trabajos, en el mismo año fui a ver al Cardenal de Monti en Bolonia, donde estuve alojado en su casa unos días, además de muchos otros argumentos, y que él me conocía tan bien, y que con tantas buenas razones me convenció, de hacer lo que hasta entonces no había querido hacer, es decir, buscar una esposa, y lo hice como él deseaba, casándome con una hija de Francesco Bacci noble ciudadano de Arezzo.
XXXV Regresé a Florencia, donde hice una gran imagen de la Virgen, según mi capricho y con nuevas figuras, que me compró Messer Bindo Altoviti, y por la que me dio cien coronas de oro, y la llevó a Roma, donde se encuentra hoy en su casa.
Hice por el mismo tiempo muchas otras pinturas, para Messer Bernardetto de Medici, para Messer Bartolomeo de Strada, médico eminente, y para otros amigos, que no hay necesidad de hablar.
En aquellos días, habiendo muerto Gismondo Martelli en Florencia, y habiendo dejado en testamento de que en San Lorenzo, en la capilla de la familia noble, se hiciera un panel con la Virgen y algunos santos, Luigi y Pandolfo Martelli, junto con Messer Cosimo Bartoli , mis buenos amigos, me rogaron hacer el mencionado cuadro.
Teniendo licencia del patrono y promotor de la iglesia, el Señor duque Cosimo, me alegré de hacerlo, pero con la condición de poder hacer algo para mi capricho de la vida de San Sigismondo, en alusión al nombre de dicho testador.
Esto hizo que yo recordase haber oído, que Filippo di Ser Brunelleschi, el arquitecto de esa iglesia, había dado forma a todas las capillas, de modo que no se podía hacer, sino pequeños altares, pero ninguna historia o pintura grande, que llenase todo el espacio.
Por eso, en esta parte estaba dispuesto a seguir la voluntad del orden de Brunelleschi, mirando más al honor de estos trabajos, que la poca ganancia que se pretende haciendo una pequeño altar, y una pocas figuras, yo pinté un retablo de diez brazas de ancho y trece de alto, con el verdadero martirio del rey San Gismondo , es decir, cuando él, su esposa y sus dos hijos pequeños, fueron arrojados a un pozo por otro rey o tirano, e hice el ornamento de la capilla, que es un semicírculo, como a la puerta de un gran edificio, desde el cual tenemos la vista del marco del patio, sostenido por columnas dóricas y pilastras, fingí en medio de un pozo de ocho lados, con una subida alrededor en escalera, desde la que los verdugos, portaban y lanzaban a los dos hijos desnudos en el hoyo; y en las logias pinté las personas que están en un lado para ver ese horrible expectáculo, y en el otro lateral, a la izquierda, hice unos soldados, que habiendo tomado por la fuerza la esposa del rey, la llevaban para matarla.
En la puerta principal, pinté a un grupo de soldados que se une a San Segismundo, que con actitud paciente sufria con gusto la muerte y el martirio, contemplando en el aire a cuatro ángeles que muestran las palmas y coronas del martirio, para él, su esposa e hijos, lo cual parece reconfortarle.
Me esforzé así mismo, para mostrar la crueldad y el orgullo del tirano impío, que está arriba en el balcon del patio, para ver su venganza y la muerte de San Sigismondo.
En resumen, hice todo lo posible para dar lo mejor que había en mí, en este trabajo para que todas las expresiones en todas las figuras fuesen lo más apropiadas en sus aptitudes, con enérgicos movimientos, y todo lo que se requería, así que voy a dejar que otros me enjuicien.
Me gustaría decir que en lo que hice, tuve la oportunidad de poner en práctica lo que aprendí en el estudio, con el trabajo duro, diligencia y conocimiento.
XXXVI Mientras tanto, con el deseo del Señor duque Cosimo de que el libro viviera, estaba cerca del final, con la mayor diligencia que había sido posible, con la ayuda de algunos de mis amigos, lo di para publicarlo, a Lorenzo Torrentino, Impresor del Duque, y se comenzaron a imprimir. (De notas internas suyas, sobre todo en la vida de Miguel Angel, la obra debió entregarla a imprenta hacia 1547, quizás está diciendo que dió el visto bueno a las pruebas para que se empezara la tirada de la impresión)
Pero no se había terminado cuando llegó la muerte del Papa Pablo III (10/11/1549), empecé a creer que tendría que marchar de Florencia, antes de que este libro se hubiera terminado de imprimir.
Así que me fui de Florencia para reunirme con el cardenal di Monte, que estaba de paso para ir a los cónclaves, tan pronto como le había dado la reverencia y algo razonado, me dijo: Marcharé a Roma, y seguramente me nombrarán Papa, tan pronto como te llegue la buena nueva, ve a Roma sin esperar a ser llamado ".
El pronóstico no resultó falso, siendo el carnaval en Arezzo, y en fiestas de mascaradas, dijeron que el cardenal se había había convertido en Julio III (7/2/1950), así que montado inmediatamente a caballo llegué a Florencia, donde, a instancias del Duque, fui a Roma para la coronación del nuevo Papa (22/2/1950) y hacer acto de presencia.
Y así que llegé a Roma, me llegué a la casa de Messer Bindo, fui a hacerle reverencia y besarle el pie a Su Santidad, que de hecho, las primeras palabras que me dijo fueron, las que me recordaban que, lo que había predicho él, no fue en vano.
Luego, entonces, que fue coronado y se acomodó un poco, lo primero que quiso hacer fue, satisfacer una obligación que tenía del recuerdo de Messer Antonio, antiguo primer Cardenal di Monte, de una tumba que se hizo en San Pietro a Montorio.
Donde hice los modelos y dibujos, realizada en mármol, como se ha dicho en otro lugar totalmente, y allí hice la tabla de la capilla, donde pinté la conversión de San Pablo, pero variando aquella que había hecho Buonarroti en la capilla Paulina, donde San Pablo, como él escribe, un joven ya caído de su caballo, es llevado por los soldados ciego, a Ananías, del que recibe la imposición de manos, y recuperando la visión es bautizado.
En este trabajo, o la estrechez del lugar, o cualquier otra cosa no me satisfizo enteramente a mí mismo, aunque no disgustó a los demás, y sobre todo a Miguel Ángel.
Hice similar al Pontífice otra tabla para una capilla en el palacio, pero esto, por las razones mencionadas en otro lugar, fue realizada en Arezzo y la coloqué en el altar mayor de Pieve (¿#?). Pero ni de éste ni en el anteriormente conocido como S. Pietro a Montorio, me safisfizo totalmente ni a mí ni a los demás, no lo habría hecho, porque estuve constantemente a la disposición del Pontífice, que me tuvo en movimiento, y muy ocupado en hacer dibujos de arquitectura, y sobre todo porque yo fui el primero que dibujé e hizo todo el diseño de la villa Julia, que se erigió con un gasto increíble, aunque se ejecutó después por otros estaba, siempre estuve comprometido en los caprichos del Papa, que luego daba a revisar y corregir a Miguel Ángel; y terminarlos a Jacopo Barozzi y a Vignuola despues de muchos de sus dibujos de las habitaciones, salones y muchos otros adornos de ese lugar.
Pero la fuente se hizo bajo mis órdenes de Ammannati, que luego se mantuvo allí e hizo la logia que está sobre la fuente. Pero en ese trabajo no se podía mostrar lo que se sabe, ni hacer cualquier cosa bien porque cada día entraban nuevos caprichos en la cabeza del papa , que era necesario para poner en ejecución, de acuerdo con las instrucciones diarias de Meser Pier Giovanni Aliotti, Obispo Forlì.
En ese momento, obligado en el año 1550 me llegué a Florencia por dos veces, la primera terminé el retrato de San Segismundo, que el duque fue a ver a la casa de Messer Ottaviano de Médicis donde yo trabajaba, y le gustó, y me dijo, que cuando terminara las cosas en Roma, me viniera a Florencia a su servicio, donde me daría que hacer.
XXXVII Regresé a Roma y luego de dar fin a las obras que había comenzado, hice una tabla con la decapitación de san Juan para el altar mayor de la Compagnia della Misericordia, muy diferente a otras que comúnmente hacen, y que pongo en su lugar en el año 1553. Luego queria volver, pero me vi obligado, a hacer Messer Bindo Altoviti dos galerías enormes en estuco y al fresco. Una de las cuales pinté en su villa con la nueva arquitectura, debido a que la logia de ser tan grande no se podía dar vuelta a la bóveda con seguridad, se conformó con una armadura de madera, esteras, y cañas, sobre las que hemos trabajado en estuco, y así parece la bóveda como si fuera de mampostería a cualquier persona que lo ve, y está apoyado por muchos adornos de columnas de mármol abigarrado, antiguos y raros.
La otra logia está en la planta baja de su casa, y se cubre con escenas al aire libre. Y luego en el techo de una gran antecámara le hice cuatro pinturas al óleo de las cuatro estaciones del año.
Luego que terminé, me vi obligado a retratar del natural a la mujer de mi querido amigo Andrea della Fonte, y con ella le dí una gran imagen de un Cristo que lleva la cruz, de tamaño natural, que había hecho pora un pariente de la papa, que le iba a dar entonces al obispo de Vasona a quien le hize un Cristo muerto sostenido por Nicodemo y dos ángeles, y a Pierantonio Bandini una Natividad de Cristo, a la luz de la noche con variada invención.
XXXVIII Mientras hacía estas obras y también miraba lo que el Papa tenía intención de que le hiciese, por fin viendo que poco podía esperar, y que luchaba en vano por servile. Por eso, y a pesar de que yo ya había hecho los dibujos para pintar al fresco, en la logia que está sobre la fuente de la villa, resolví de cualquier forma de servir al duque de Florencia; máxime, que me instó a hacer esto, por Messer Averardo Serristori, y el Obispo de Ricasoli, embajadores en Roma de su excelencia, y por cartas de Messer Sforza Almeni, su mayordomo y camarero principal.
Desde entonces, me mudé a Arezzo, para desde allí irme a Florencia, Pero antes me vi obligado a hacer Monseñor Minerbetti obispo de esa ciudad, como mi señor y amigo íntimo, en un cuadro, grande como del natural, con la paciencia con su dispositivo, de esa manera que entonces se hizo en la medalla del Sr. Ercole, duque de Ferrara. (#, #)
Cuando este trabajo estuvo terminado, vine a besar la mano del Señor duque Cosme, que por su por bondad me recibieron muy calurosamente; y mientras pensaban en mi, hice a Cristofano Gherardi del Borgo con mis dibujos de la fachada de Messer Sforza Almeni de claro-oscuro, los diseños que se han dicho en otro lugar.
Y debido a que en ese momento estaba con los Priores de la ciudad de Arezzo, cuyo oficio es gobernar esa ciudad, pero yo estaba con cartas de Mr. Duque que me llamaba a su servicio y fuí absuelto de las obligaciones; y llegué a Florencia.
Me encontré con que su Excelencia había comenzado ese año el apartamento de su palacio, que da a la Plaza del Grano bajo la dirección del tallador de madera Tasso y entonces arquitecto del palacio. Pero fue colocado el techo tan bajo, que todas esas habitaciones tenían poca ventilación y eran muy bajas, sería un asunto largo elevar el techo, aconsejé que hiciera unos compartimentos y con vigas undidas dos brazas y media entre las vigas del techo una aletas por encima de las vigas, y por tanto, muy dispuesto su Excelencia, dio órdenes de inmediato para que lo hiciera, y que Tasso debía trabajar las maderas y compartimentos donde van historias, en las que había que pintar la geneologia de los dioses, y luego continuar con las otras habitaciones.
XXXIX Por lo tanto, mientras se trabajaba las maderas de estos techos, recibí el permiso del duque, para pasar dos meses entre Arezzo y Cortona, en parte para poner fin a algunas de mis necesidades, y en parte para ofrecerme a comenzar el trabajo en Cortona al fresco, de las paredes y bóveda de la Compañía de Jesús. Lugar en que pinté tres escenas de la vida de Jesucristo, donde se hicieron todos los sacrificios a Dios en el Antiguo Testamento, por Caín y Abel, hasta el profeta Nehemías (#), donde incluso amueblé diseños y modelos para la Virgen Nuova fuera de la ciudad.
Cuando esta obra de Jesús terminó, regresé a Florencia con toda mi familia el año 1555 al servicio del duque Cosimo; donde empecé y terminé las pinturas, fachadas y compartimentos de dicha cámara alta, llamada sala de los elementos, por lo que las pinturas, que son once, el cielo en el aire , y en el techo en esa habitación hice los hechos de Saturno y Ops (#), y luego en otra habitación todas las grandes cosas de Ceres y Proserpina (#); en una habitación más grande, que está junto a ésta, de manera similar la escena, con historias muy ricas de la diosa Cibeles y Berecintia con su triunfo (#) y las 4 estaciones del año, y en las paredes los doce meses.
En el techo de la otra, no tan ricos, el nacimiento de Júpiter, siendo alimentado por la cabra Amaltea (#), con las cosas de él restantes más tarde. En otro techo de la misma habitación, de piedras y estuco muy recargado, otras cosas de Júpiter y Juno (#). Y finalmente en la sala después, el nacimiento de Hércules (#) con todos sus trabajos (# , # , #), y lo que no se podía poner en los techos se hizo en los frisos de cada habitación, asi están puestas las arras-tapices que el señor duque hizo tejer con mis dibujos en cada habitación, y que corresponden con las pinturas de las paredes y los techos.
No voy a decir los grutescos, adornos, y pinturas de las escaleras, ni muchas otras minucias de mi mano hechas en las habitaciones, ya que si necesitan una disertación más larga, todo el mundo puede verlo a su voluntad y dar su juicio.
Mientras las anteriores habitaciones se pintaban, se construyeron las otros que están en el piso de la sala principal y acceden a ellas directamente con unas escaleras, confortables, con grandes escalones, publicas y secretas, que van desde lo más alto hasta lo más bajo de las viviendas del edificio.
XL Muerto Tasso, el duque, que tenía gran deseo de enderezar este palacio, que fue construido al azar, en diferentes épocas y etapas, más conveniente para los funcionarios, que con un poco de buen orden, quiso corregirlo, y por lo tanto, en lo que fuera posible se reconstruyera, y la gran sala con el tiempo se deberia pintar, y Bandinelli siguiera con la sala de audiencia que había comenzado.
Para dar a todo el edificio un conjunto, me pidió hacer más planos y dibujos, y, por último, de acuerdo con algunos que le gustaron, un modelo de madera, para mejor poder complacer a todo el mundo modificando todos los apartamentos y cambiar sus viejas escaleras empinadas, mal consideradas.
Puse mis manos a ello, aunque la empresa me pareció difícil y más allá de mis fuerzas. Trabajando lo mejor que pude, le hice un gran modelo, que ahora está en manos de su excelencia, más por obedecer que con la esperanza de que pudiera tener éxito.
El modelo cuando se terminó le gustó mucho , fuese suya o mi fortuna, yo desenado satisfacerle, y que a él le gustaba mucho; puse manos a la obra, y poco a poco se fue llevando cabo, ahora haciendo una cosa y ahora otra, y al final es lo que ves.
En tanto que se hizo el resto, se decoraba con ricos estucos en varios apartamentos las primeras ocho nuevas habitaciones, que están en el suelo de la gran sala, incluyendo salones, sala y una capilla, con varias pinturas e innumerables retratos del natural con las historias, empezando por Cosimo el Vecchio, y llamando a cada estancia con el nombre de algún descendiente de él grande y famoso.
XLI Entonces, comencé con las acciones más notables del dicho Cosimo, y las virtudes que fueron suyas, y sus grandes amigos y servidores, con el retrato de los hijos, todos de natural, y también están las palabras del anciano, que Lorenzo del Papa León a su hijo, la del Papa Clemente, la del señor Giovanni, padre del gran Duque Cosimo (#).
En la capilla se encuentra un cuadro grande y muy hermoso de mano de Raffaello de Urbino (# En la vida de Rafael, edc. Giuntina, la virgen de Bildo la da ya en la capilla del Gran Duque, resulta chocante que no utilice el comodín "ya dicho en otro lugar", lo cual invita a la discusión) , en medio de San Cosme y Damiano mis pinturas, que se destinaron a dicha capilla.
Las habitaciones superiores se pintaron para la duquesa Leonora, que son cuatro, con acciones de mujeres ilustres, griegas, hebreas, latínas y toscanas, cada habitación uno de ellos; de esto he hablando en otro lugar, sobre el asunto estoy a punto de dar al mundo todo lo que aquí habría sido demasiado largo de contar.
De los que todavía sigue en mis trabajos, difíciles y grandes, yo fui recompensado con generosidad magnánima por tan gran duque, que además de mis sueldos me fueron dadosregalos, y casa cómoda y honorable en Florencia y en la villa, por lo que pude con mayor comodidad servir; así como en mi país de Arezzo me honró con la magistratura suprema de Gonfalonieri y con otras oficinas en que puedo reemplazar a los ciudadanos en ese lugar, y a Ser Piero, mi hermano dio en Florencia una oficina lucrativa, y del mismo modo a mis parientes favorece en exceso en Arezzo, donde nunca lograré compensar, las muchas expresiones de cariño, con las obligaciones contraídas, que confieso que tengo con este señor.
XLII Y volviendo a mis obras, tengo que decir que mi excelentísimo señor resolvió poner en ejecución, un pensamiento que ya tenía mucho tiempo, de pintar el gran salón. Un concepto digno de la altura y la profundidad de su espíritu,
No sé si como dijo él, creo burlándose de mí, porque estaba seguro de que dejándolo en mis manos, vería terminado en vida, o incluso ser un deseo secreto, ya que para todo tenía un juicio prudente.
El resultado fue que me comprometí a levantar las vigas tranversales, y todo el techo trece brazas, por encima de la altura en ese momento, para hacer el techo de madera, cubrirlo de oro, y llenarlo de historias pintadas al oleo, empresa muy grande, y no ignoro que la fe de ese gran hombre, y la buena fortuna en todas las cosas, me hicieron más de lo que soy, la esperanza y oportunidad de cosa tan agradable me ayudó mucho, o (aunque tenía que enfrentarme a todo lo demás) la gracia de Dios me daría fuerzas, y lo acepté.
Y como hemos visto en contra de la opión de muchas personas, la llevé en mucho menos tiempo del que prometí, y tal como se merecía el trabajo, pero ni yo, ni nunca pensó su más ilustre Excelencia tenerlo en menos tiempo.
Bueno, yo creo que quedó maravillado y satisfecho, porque fue hecho con la mayor necesidad y en la más hermosa oportunidad que podría ocurrir, y esto era, para quien no conozca la causa de tanta preocupación, que requería el matrimonio del más ilustre príncipe con la hija del emperador, y hermana del presente, me pareció mi deber de hacer todo lo posible de tenerlo a tiempo y con motivo de dicha celebración (18/12/1565 Juana de Habsburgo se casa con Francisco I de Médici, primogénito de Cosme ), siendo esta la sala principal del palacio, donde había que hacer los actos más importantes, se pudiera disfrutar.
Y voy a salir de aquí, no sólo para dejar a los que piensan en el arte, sino a los que están fuera en el tiempo, si han visto el tamaño y la variedad de ese trabajo, que en la más terrible y grande ocasión, me disculparan si me apresuraba en satisfacerlo, tan plenamente en una variedad de guerras, tan grandes en tierra y en el mar, apresamientos de ciudades, baterías, asaltos, escaramuzas, los edificios de la ciudad, los sitios públicos, ceremonias antiguas y modernas, triunfos y muchas otras cosas que no son menos importantes, planos, dibujos o borradores de tal trabajo, que requiere mucho tiempo, por no hablar de los cuerpos desnudos, en que consiste la perfección de nuestras artes, ni de los países donde se hicieron esas cosas pintadas, que tuve que retratan toda la naturaleza, en el lugar y su sitio propio, como también hice muchos capitanes, generales, soldados, y otros dirigentes que estaban en aquellas empresas que pinté.
Me atrevo a decir, que tuve la oportunidad de hacer en ese momento casi todo lo que se pueda imaginar el pensamiento y concepción del hombre: la variedad de cuerpos, caras, ropa, accesorio, ocultos, cascos, corazas, armaduras, peinados diferentes, caballos, monturas , bardos, artillería de todo tipo, vela, tormentas, lluvia, nieve, y muchas otras cosas que no soy suficiente para recordar, pero cualquiera que vea esto puede imaginar fácilmente la cantidad de esfuerzo y cuántas vigilias han perdurado en el estudio para tener importantes historias, grandes cerca de cuarenta, y algunas de ellas en las pinturas de diez brazas en todas direcciones, con enormes figuras, y en todos los sentidos.
Y aunque tuve a algunos de mis jóvenes discípulos, ayudándome a crear, no he tenido tiempo ninguno para el hogar. Porque a veces tuve que rehacer de nuevo todo de mi mano, y cubrir toda la tabla, para comenzar de nuevo.
¿Qué cuentan las historias? Tratan de las cosas de Florencia, desde su construcción, hasta hoy, la división en distritos, las ciudades presentes, Los enemigos vencidos, las ciudades sometidas, y por fin el principio y el final de la guerra de Pisa, en otro lado, en el otro extremo el principio, y final de la guerra de Siena, con la conclusión en los goviernos populares en el espacio de catorce años, y la otra por el duque en catorce meses, ya donde se verá un gobierno liderado más allá de lo que está en la caja, y estará en las fachadas, como se verá en el futuro que son ochenta brazos cada largo, y veinte de alto, pintado al fresco, para razonar el diálogo.
XLIII Que todo lo que dije hasta ahora, no hay otra razón que para mostrar lo duro que trabajé, yo sin embargo, en materia de arte, de pocas causas justas me podría excusar, donde tuve ninguna (muchos se han perdido).
Agregaré también, que casi al mismo tiempo, tuve que dibujar todos los arcos para su Excelencia para determinar el orden de todos, y luego ponerlos en su lugar con mucho trabajo, y para poner fin, al gran aparato hecho en Florencia, para la boda del ilustre señor príncipe: para que se viera con mis dibujos en diez cuadros, de once brazas de altura y catorce de ancho , para todas las plazas de las principales ciudades del dominio, dibujados en perspectiva, con sus primeros constructores, letreros e insignia, además de poner fin a la cabecera de esa habitación, comenzada por Bandinelli (murio en 1960); pintando una escena, y en la otra, la mayor y más rica que jamás se ha hecho, y, finalmente, mandar la escalera principal del palacio, sus vestíbulos, y el patio, y las columnas de la misma manera que todo el mundo conoce y que se ha dicho más arriba, con quince ciudades del imperio y el Tirol, retratado en muchas pinturas de natural.
XLIV No pasó el tiempo que me me puse a tirar hacia adelante, del albergue y Uffizi, que va hacia el río Arno, de lo que nunca se ha hecho una construcción más difícil, ni más peligrosa que se cimentó en el río, y casi en el aire. Pero era necesario, además de otras causas, para finalizar por él, como lo hice, el gran corredor, que cruza el río, que va desde el Palacio Ducal, al jardín de Pitti. El corredor que se realizó en cinco meses con mis órdenes y diseño, y que todavía se trabajaba pensando que no se podia hacer en menos de cinco años.
Además de eso, estuvo a mi cuidado rehacer para la misma boda, aumentando la tribuna del Santo Spirito, y los ingenios y maquinaria para la fiesta en San Felice en la plaza, que hize lo más perfecto que podía, de manera que no hubiera esos peligros que a veces ocurren en los festivales.
Estuvo también mi atención en el trabajo del palacio y la iglesia de los Caballeros de Santo Stefano en Pisa (#), y la tribuna, es decir la verdadera cúpula de Nuestra Señora de la Humildad en Pistoia, que es un trabajo importante.
Todo lo cual, sin excusar mi imperfecion, que sé con ventaja si lo hice bien. Le doy infinitas gracias a Dios, de quien espero tener aún mucha ayuda para a ver cuando se acaba la empresa terrible de estas paredes de la gran sala, con plena satisfacción de mis señores, ya, por espacio de trece años me ha dado ocasión de hacer grandes cosas, con mi honra y provecho para operar entonces, como desgastado y envejecido para descansar.
Y si las cosas que se dijeron en su mayor parte, con un poco de prisa y prontitud en mi tiempo libre, debido a diferentes causas, espero no presionase al señor Duque, luego que se alegró de darme prisa aunque debiera hacerlo a mi gusto, dejándome en todo lo demás lo que yo mismo quise recrear, en que en el último año, cansado por los muchos trabajos, me dieron licencia de unos meses en que yo podría viajar.
XLV Pasando poco menos que por toda Italia, fui ver a innumerables amigos, mis señores, y obras de varios artesanos excelentes, relatados anteriormente sin nada más al respecto.
Por último, estando en Roma para volver a Florencia, fui a besar los pies del santo y bendito Papa Pío V, que me encargó que hiciese en Florencia una tabla-altar para enviarla a su convento e iglesia en el Bosco (#), lo cual hice, sin embargo, en su propio país, cerca de Alessandria della Paglia.
Luego de regreso a Florencia, se me había olvidado decir, el mandato de Su Santidad , y por las muchas expresiones de cariño que me había hecho, y que yo le tenía a él también, pinté la adoración de los magos, y cuando supo que la había terminado, me envió un mensaje de agradecimiento, y que debería ir con dicho cuadro a Roma, pero, sobre todo, para hablar sobre la obra de San Pedro, a la que quería mucho.
Por lo tanto, luego de recibir un centenar de coronas, luego de haber enviado el cuadro antes, marché a Roma.
Luego de llevar un mes, y tener muchos argumentos con Su Santidad, y aconsejarle no permitir que se alterase el orden de Buonarroti en la obra de San Pedro, le hice algunos dibujos, que me ordenó hacer para el altar mayor de la dicha iglesia en el Bosco, y no una tabla, como todavía se usa comúnmente, sino una gran estructura casi a la manera de un arco de triunfo, con dos grandes tablas, una delante y otra detrás, y piezas menores en aproximadamente treinta historias llenas de muchas figuras que se llevaron a buen término en plazo (En 1710 se desmonto el "catafalco", la imagen es una reproducción virtual).
Durante ese tiempo me dió permiso su Santidad (con bondad infinita y condescendencia) y me dejó ir de forma gratuita la construcción de una capilla mayor en la parroquia en Pieve de Arezzo, con el patrocinio de mi casa, costeada por mi y pintada con mi propia mano, y ofrecida a la bondad divina por el reconocimiento (incluso que es mínimo) de la gran obligacion que tengo a su majestad y por las gracias infinitas y beneficio que me dignó.
La tabla, en la forma, es muy similar a la anterior, que también fue en parte la causa de recordarla en la memoria, ya que está aislado y tiene asimismo dos cuadros, uno enfrente ya se mencionó anteriormente (# el cuadro que no le pagó Julio III, dicho en la vida de Salviati), y una historia de San Jorge en la parte posterior (robada, según Milanesi, una de sus mejores obras ), puesto en el centro, con algunas pinturas de Santos a los lados (#), y en las plazas de más bajo, historias de los que están debajo del altar, en una hermosa tumba con sus cuerpos, con otras reliquias de la ciudad.
En el centro hay un tabernáculo muy bien organizado para el sacramento, porque se corresponde con el uno y el otro altar, adornado con historias del Antiguo y Nuevo Testamento, todo ello acorde con el misterio, según se ha dicho en parte en otros lugares.
También me había olvidado decir, que el año anterior, cuando fui por primera vez a besar sus pies al Papa, a través del camino de Perugia, fui a poner en su lugar, tres grandes tablas para los monjes negros de San Piero en esa ciudad, para su refectorio.
En el medio están las bodas de Canaán en Galilea, donde Cristo hizo el milagro de convertir el agua en vino. El segundo a mano derecha es el profeta Eliseo, que hizo con harina, dulce una olla amarga, con los alimentos que se habían hechado a perder, solucionando el problema ya que sus profetas no podían comer; y el tercero es San Benito, en una predicación laica, en la época de la gran hambruna y cuando no tenía sentido de vivir sus monjes, que llegaron algunos camellos cargados de harina a la puerta, y se ve que los ángeles de Dios milagrosamente le han llevado gran cantidad de harina.
Para la señora Gentilina, madre del señor Chiappino y el Sr. Paolo Vitelli, pinté en Florencia, y desde allí lo envié a Città di Castello, una gran tabla, con la Coronación de la Virgen, y una danza en la parte superior de los Ángeles (#), y debajo muchas figuras más grandes que al natural. La imagen fue colocada en San Francisco de dicha ciudad.
Para la iglesia de Poggio a Caiano, Villa del señor duque, hice una tabla con Cristo muerto en el regazo de su madre, San Cosme y San Damián que lovven, y un ángel en el aire (#) gritando, que muestra los misterios de la Pasión de nuestro Salvador.
Y en la iglesia del Carmine en Florencia fue colocado, casi el mismo día, una tabla de mi mano en la capilla de San Mateo y Simón Botti, mis buenos amigos, donde está Cristo Crucificado, la Virgen, San Juan y la Magdalena, llorando.
Después le hice a Jacopo Capponi, para enviar a Francia, dos grandes cuadros: uno es en la primavera y el otoño, con grandes figuras y nuevos inventos; y el otro cuadro más grande, con un Cristo muerto sostenido por dos ángeles, y Dios el Padre en la parte superior.
A las monjas de Santa Maria Novella d'Arezzo envié, por aquellos días, o un poco más tarde, una tabla, en cuyo interior está la Virgen con la Anunciación del Ángel, y a los lados dos santos.
Y a las Monjas de Luco di Mugello, de la Orden de Camaldoli, otra tabla, que está en el coro, donde se pintó a Cristo Crucificado, la Virgen, San Juan y María Magdalena (# Actualmente se da a Michel Tossini).
XLVII A Luca Torrigiani mi más querido amigo, que deseaba, entre muchas cosas de nuestro arte, tener una pintura de mi propia mano, para tenerlo cerca de él, le hice una imagen grande con Venus desnuda, con las Tres Gracias # alrededor, que le lavan la cabeza, la una sosteniendo el espejo y la otra vierte el agua en una olla para lavarla. En esta pintura me las ingenié, para conducirla con el mayor cuidado y diligencia que podía, y así satisfacer mi alma, o al menos, para