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Niccolo de Arezzo

Biografía de Niccolo de Arezzo en: "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550

 

No es siempre verdadero nuestro antiguo proverbio toscano: "triste pájaro el que nace en mal valle" (apresado), porque, así bien la mayoría de los hombres se queda generalmente de buen grado en el país donde nació, se ve también a menudo que muchos se van a otra parte, queriendo aprender y enterarse lo que en su casa no puede hacerse, siendo comúnmente (excepto las grandes ciudades, que no son muchas sin embargo) en cada lugar no encuentra lo que necesitan, y máxime en las ciencias y las artes claras y egregias, que dan utilidad, ganancias y fama a quienes se dedican a ellas. Luego, impulsados por la naturaleza, o si ustedes lo prefieren, por influjo celestial que los conduce hasta lo más alto, abandonan los infelices países de ellos, y los lleva a los lugares donde pudieran hacerse fama inmortal. Que al querer llevarlos al cielo, este, emplea distintas vías que y modos imprevisibles, induciendo algunos, por amistades o relaciones, de otra familia, o al exilio o traición de los mismos, otros por la pobreza y por infinitas otras causas, los llevan a ausentarse de la patria. Y si no hubiera sido por alguna de estos sucesos Niccolò di Pietro Aretino (Nos va a mezclar cosas de Spinelli con el Pela), nunca habría salido de Arezzo. Pero tampoco hubiera obtenido acervo, gloria ni fama, al contrario, como alguna excelente semilla, hubiera quedado en el olvido, oculto sin fruto. Pero el cielo y aquélla buena fortuna suya, quisieron hacerlo grande, y no siendo apta la ciudad donde había nacido, por no tener maestros que le enseñasen y conducirlo y orientarlo. Como era pobre, tuvo que soportar injurias de sus padres por lo que forzó el irse a otra parte.

Al llegar a Florencia y siguiendo por su instinto natural, se colocó en el arte de escultor. Donde ejercitándose de continuo, con buenos trabajos, azuzado por la pobreza que lo asediaba, y estimulado por competir con otros jóvenes. Finalmente sobresalió mucho, que honró incluso a su patria y así, obteniendo muy grandes ganancias para él y para los suyos.

Fueron sus primeras cosas en Florencia en la obra de Santa María del Fiore, y máxime una estatua de mármol de cuatro brazas, fija al lado de la puerta principal de dicha iglesia, a mano izquierda entrando en ella, que es un Evangelista sentado (#), dónde Niccolò mostró ciertamente cuanto valía. Y tanto más fue elogiado, porque el tondo en relieve aún no se había visto mejor con su nuevo estilo, que el lo cambió enteramente y a continuación los artistas le tomaron la manera moderna.

Trabajó haciendo compañía a Jacopo de la Fonte (della Quercia) en muchas obras suyas.

En Arezzo hizo de terracota sobre la puerta lateral del obispado tres figuras (No está clara la autoría, #), y un San Lucas de piedra en un nicho de la fachada (en mal al estado, está en pinacoteca de Arezzo).

A la cofradía de Santa María de la Misericordia les trabajó de su mano en piedra toda la fachada (en la Giuntina distingue una parte anterior de estilo Alemán), y a la virgen que tiene al pueblo bajo el manto, con dos figuras en los nichos redondos que la tienen en medio, una de San Gregorio Papa, y otra de San Donato protector de esta ciudad (es de Bernardo Rosellino #), con mucha gracia y con buenas maneras.

En la ermita, en la capilla de San Blas, hizo de arcilla una figura muy bonita del santo. Y en San Antonio en la misma ciudad hizo un tabernáculo con San Antonio de arcilla redondo, y otro sentado sobre la puerta del hospital del mismo lugar.

Volvió a Florencia y sobre la estatua del San Mateo de bronce a San Michel in Orto, hizo figuras de mármol sobre el nicho, que fueron celebradísimas, y que entonces le dieron tanto crédito y nombre, que lo eligieron para concursar en las puertas de bronce de San Juan, entre los maestros, que en tal obra compitieron. Pero al quedar detrás en tal obra partió a Milán y en el Duomo hizo en mármol algunas cosas muy bonitas.

Luego ya viejo, volvieron los aretinos a hacerle un encargo, el de la sepultura de Guido Pietramaleso señor y Obispo, ya muerto, y enviaron por Niccolò, y en el camino de Milán a Bolonia viajando, murió en pocos días, y de la sepultura se hicieron cargo los maestro Agostino y a Agnolo sieneses, que la terminaron y la colocaron en el obispado en la capilla Corpus Domini (#), la cual sepultura, por las guerras y venganzas contra este obispo, se encuentra hoy rota en mil partes.

Vivió Niccolò 66 años y fueron sus obras por el 1419. Y le hicieron después de muerto este epitafio:

NICOLAVS ARETINVS SCVLPTOR

NIL FACIS IMPIA MORS CVM PERDIIS CORPORA MILLE

SI MANIBVS VIVVNT SAECLA REFECTA MEIS.

Aprox: Nicolás, escultor Aretino. Nada haces impía muerte cuando destrozas mil cuerpos, si por mis manos viven rescatados durante siglos

 

 

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