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 Luca Signorelli Da Cortona

Biografía traducida de "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550

Quién de nosotros nace de buena naturaleza no tiene necesidad en las cosas de las vidas de valerse de astucias, porque las penas del mundo se toleran con paciencia, y las gracias que vienen del cielo se reconocen siempre. Pero en los que son de mala naturaleza puede mucho la envidia, causa de la ruina la cuál esta impulsa, a creer siempre las cosas de otros, aún que menores, a parecer mejores y mayores que las suyas. Gran infelicidad acompaña a estos que hacen en competencia las cosas más por soberbia que por otra virtud, con utilidad o beneficio propios. Este pecado no reinó realmente en Luca de Cortona, a quien siempre le gustaron los artistas y enseñó siempre a quien quiso aprender, y pensó por hacer útil a la profesión. Y fue la bondad de su naturaleza tanta, que nunca se inclinó a cosa que no fueran justa y santa. Por lo que el Cielo, que lo conoció en verdad hombre de bien, le concedía muchas gracias. Luca Signorelli fue un pintor excelente, y en su tiempo se celebraba en Italia muy famoso, más que nadie haya sido antes. Porque hizo en el arte de pintura, y mostró el método de trabajar los desnudos, y estos con gran dificultad y buen método mostró poder hacerse que parecieran vivos. Se hizo discípulo de Pietro del Burgo a San Sepolcro (Piero de la Francesca), y mucho en su juventud lo observó; y a cada trabajo no puso solamente en compararlo, sino con mucho pasarlo. Por lo que él comienza a trabajar y a pintar en la manera del Maestro Pietro, que casi una del otro no se habría podido conocer. Las primeras obras suyas en Arezzo (en Arezzo solo queda atribuida una obra tardía #), están en San Lorenzo en la capilla de Santa Bárbara pintada al fresco, y a la Compañía de Santa Catalina hizo un estandarte de procesión, en tela al óleo, con una historia con el tormento en las ruedas; y del mismo modo al de la Trinidad, aún que no parece de mano de Luca y si de Pietro de Burgo. Hizo en San Agustín en dicha ciudad la tabla de San Nicolás de Tolentino, con una historia muy bonita conducida de él con muy buen dibujo e invención, y en el mismo lugar en la capilla del sacramento dos ángeles trabajados al fresco. Y para Micer Francesco Accolti aretino muy culto legislador, hizo la tabla de la capilla suya, dónde retrató a algunos de sus padres y a Micer Francesco. En esta obra hay un San Miguel que pesa las almas, que al mirarlo se ve el arte de Luca en los resplandores de las armas, y se ven, las reverberaciones y los reflejos hechos de las manos y de todo lo que cubre, dónde con mucha gracia y dibujo mostró cuánto sabía. Miguel en su mano aparece la balanzas, en la cual un desnudo va subiendo, y una hembra en la balanza, que va a su encuentro, cosa en escorzo muy bonita. Y entre otras cosas listas, bajo los pies de este San Miguel, en escorzo una figura desnuda buenísima transformado en un diablo, en el cual un lagarto le lame la sangre de una herida.

En Perugia hizo tablas y otras obras (#); y en Volterra (# ,#) y por la Marca (#) hasta en Norcia hizo muchos trabajos, de los cuáles no es caso de hacer memoria. Del mismo modo en Monte Santa María pintó a estos señores un tabla de un Cristo muerto, y a Ciudad de Castello, en San Francisco, hizo aún un tabla de la natividad de Cristo (#), con esmerado dibujo y trabajo, hizo además un San Sebastiano (#) en la iglesia de Santo Domingo.

Del mismo modo, hay muchas en Cortona, su patria, y entre otros sitios en Santa Margarita, cerca del peñasco, donde los monjes del Zueco, a quienes hizo un Cristo muerto, que se tiene por cosa muy hermosa y de gran elogio (# + la predela #, #, #, # ), no solo de los Cortoneses, sino también de los artistas. Del mismo modo que el Jesús, para la Cofradía de seglares en Cortona, hizo en un tabla una Comunión de Apóstoles con Cristo, donde hay un Judas que pone la hostia en las alforjas (#); se considera mucho este trabajo hoy aún. E hizo en esta ciudad muchas otras cosas (en la Giuntina amplia algunas obras #); y trabajó al fresco en Castilione Aretino, en la capilla del Sacramento, un Cristo muerto con la tres Marías (#); y en Lucignano di Valdichiana, pintó en San Francisco algunas puertas con figuras suyas que adornan un armario (perdido, quizás esta, fuera parte #), dónde está un árbol de corales con una cruz encima.

En Siena, hizo en San Agustín, un tabla en la capilla de San Cristobal, y dentro con algunos santos (#,# + la predela #,#,# ) dejando en medio a San Cristóbal en relieve (#); por la que en esta ciudad adquirió muchas riquezas y mucho honor. Vino a Florencia para ver la manera de los artistas modernos, y deseando Lorenzo el viejo que le pintara una tela, pintó donde están algunos dioses desnudos (#, destruido en Berlín en II G.M.), que despertó muchas expectativas en  quienes deseaban ver  las cosas  suyas, y fue esta obra muy comentada. Hizo aún un marco de la virgen con dos pequeños profetas de cerámica (#), que está hoy en Castello, en casa del Duque Cosimo. Y porque era dibujando y pintando muy diestro y no menos ágil en lo agradable, la tela se la regaló a Lorenzo, el cual no se dejó en ganar en cortesía.

Fue a Chiusuri donde los monjes de Monte Olivar en Siena, donde está la residencia del general, y pintó una banda en las paredes del claustro con 11 historias de San Benito (#,#,#); y desde Cortona envió  obras suyas a Monte Pulciano (#,+ predela en uffizi #,#,#) y por toda Valdichiana (la doc. en la giuntina #).

Se condujo a Orvieto, llamado por los obreros del Duomo de Santa María, para acabarles la capilla de la virgen, ya comenzada de fray Giovanni de Fiesole; en la cuál hizo a todas las historias del mundo (#,#,#,#,#,#): invención muy bonita, bizarra y caprichosa, por la variedad de tantos ángeles, demonios, terremotos, fuegos, ruinas y milagros del Anticristo; dónde mostró la invención y la gran práctica que tenía de los desnudos, con mucho escorzo y bonitas formas en las figuras, imaginándose extrañamente el terror de esos días. Por lo que despertó el espíritu a todos aquéllos que después de su llegada, de lograr en el arte la dificultad que representa el seguir esta manera.

Se dice que a su vuelta a Cortona se le murió un hijo muy querido, muy bello de cara y persona; y fue para tenerle compasión, pues se lo mataron. Por lo que apenado Luca lo hizo desnudar, y con enorme constancia de espíritu sin llorar lo retrató. Se extendió tanto el renombre de la obra de Orvieto y de otras muchas que había hecho, que el Papa Sixto (IV, Anacronismo, no sería por la de Orvieto, el papa murio en 1484) envió a Cortona por él, para trabajar en competencia con otros; en la capilla de palacio, en las cuales tantos, tan raros y grandes talentos trabajaban, para que hubiera aún obras de Luca. Hizo él pues las dos mejores historias, tenidas entre todos los artistas: una es el testamento de Moisés al pueblo judío, luego de haber visto la tierra prometida, y la otra su muerte (# es de Bartolomeo della Gatta). Hizo aún muchas obras diversas a príncipes en Italia y fuera; y ya viejo, se volvió a Cortona, aunque trabajaba obras para diversos lugares. Hizo acabando a su vejez a las monjas de Santa Margarita en Arezzo (# + ¿predela # #? ), un tabla para la iglesia de ellas, que se consideró mucho. Del mismo modo a la Compañía de San Jerónimo en dicha ciudad (#+ la predela #), una parte pagó Micer Niccoló Gamurrini aretino, auditor, en la que aparece retratado. Y finalmente llegando a la vejez a los años 82, en Cortona en compañía de su familia murió; y en la parroquia se le dio honrada sepultura, porque él a sus Cortoneses les honró vivo y muerto, muy bien lo había merecido, por la utilidad y por el honor que le hizo a su patria.

Se dice de Luca que fue una persona muy afectuosa y cordial con sus amistades, y que tenía muy buenas maneras en sus obras y en sus palabras, y que le habrían hecho encargos de trabajos de los que no habían tenido necesidad. Fue siempre agradable a quien le pidió sus servicio, y muy afectuoso enseñando a los discípulos suyos. Vivió espléndidamente, y vistió ropas siempre de seda, y todos los grandes personajes le tuvieron en veneración, y fuera, como en Italia, dio a conocer su nombre. Murió en 1521 (1523). Y le honraron los poetas con muchos versos, de los cuáles para nosotros bastan estos:

Que llore Cortona ya, y se vista de oscuro

Que apagado es ya la luz de Signorello,

Y haz de los ojos ríos, tu pintura

Que al quedar sin él quedas hundida

 

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