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GIOTTO

Las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos, descritas por Giorgio Vasari, edición Torrentina 1550

De la misma manera que los  los pintores y artesanos son deudores de  la naturaleza, la cual les sirve de modelo continuamente, también lo son de Giotto. Ya, que después de muchos años de guerras y la ruina que conlleva, perdiéndose las buenas maneras de la pintura y el dibujo. Él solamente, aunque había  nacido entre artesanos ineptos, resucitó de forma celestial lo que estaba perdido, a lo que hoy llamamos buena forma. Siendo el milagro más grande seguro en esa edad inepta y larga, el que tuviera Giotto fuerza para aprender de sí mismo el dibujo, del cual poco o nada de conocimiento tenía los hombres en aquellos tiempos, solo y por medio de su buen arte, vuelto de todos mientras vivió. Siendo los comienzos de este gran hombre en el condado de Florencia, vecino a 14 millas de la ciudad. Corría el año 1276 en el villazgo de Vespignano, donde un agricultor de buena reputación en vida de gran valor en el arte de la agricultura cuyo nombre era Bondone, que en todos los alrededor no había nadie más estimado que él. Estaba tan ingenioso en todas las cosas, y con sus herramientas de uso, que no parecían rústica de uso de un campesino, sino que de su mano parecía digna del trabajo de un orfebre o de un tallador. A este le regaló la naturaleza un hijo, a quien él, le puso de nombre Giotto (Abrogiotto). Según crecía este niño, con buenas costumbres demostraba en todas las acciones, aún de su fantasía infantil una gran vivacidad y una diligencia y talento extraordinarios para su edad pueril. Y no solamente se ganó la admiración de Bondone y sus parientes sino aún los de fuera lo sabían.

Por eso, habiendo alcanzado Giotto la edad de 10 años, Bondone le confió guardar un rebaño de ovejas, que cada día llevaba a pastar a un lugar. Como tenía una inclinación innata de su naturaleza para pintar, a menudo por las losas, y en la tierra y arena, pintaba de continuo por placer cosas del natural, o lo que le venia en fantasía. Y siendo que un día Cimabue, celebradísimo pintor, viajando para algunas cosas a Florencia, donde era muy apreciado, encontrado en las afueras de Vespignano a Giotto, mientras que pastaban las ovejas, él había había tomado una piedra plana y había limpiado la losa y, con un pequeño guijarro con punta, retrataba una oveja al natural, sin que nadie le enseñara la manera, solo de su propia naturaleza. Quedándose Cimabue, maravillado, le dijo que quería llevarle con él a enseñarlo. El niño le contestó que si su padre consentía, él también, por lo que pidió a Bondone con insistencia, que tolerase que marchara con él a Florencia, donde en poco tiempo el niño tomó la manera de Cimabue, pero aún más queriendo imitar la naturaleza, superó la torpe manera griega, (comúnmente bizantino) y resucitó el arte moderno y la buena pintura, e introdujo el retrato al natural de las personas, que hacía muchos centenares de años que no era utilizado. Incluso aún hoy se puede admirar el retrato, en la capilla del palacio del Podestá de Florencia, la efigie de Dante Alighieri, (#, gracias a esta descripción se descubrió hacia 1840 el fresco) contemporáneo maestro y amigo de Giotto, a quien por las dotes raras que la naturaleza le había otorgado le tenía en gran estima como pintor, (Canto 11 en el purgatorio >>) y que también remarca Giovanni Boccaccio en su alabanza, en el prólogo de la novela V dedicada a Micer Forese da Rabatta y a Giotto (leer>>).

Las primeras pinturas las realizó en la abadía de Florencia, en la capilla principal, en la cual llevó a cabo muchas cosas hermosas; pero particularmente una anunciación (no está clara la autoría de la anunciación, aunque si es de él, procedente de la abadía, este >> políptico), en la cual se ve la impresión y el miedo por el saludo de Gabriel, el cual casi la hace huir escapando, y en Santa Cruce en cuatro capillas, tres colocadas entre la sacristía y el altar mayor. Donde está el campanario pintó la vida de San Francisco (#), y en las otras dos, una de la familia Peruzzi y la otra de Giugni. Y la otra enfrente de la capilla principal (Esta capilla al parecer de los expertos es del Maestro Figlini). todavía se puede ver en la capilla Baroncelli una tabla al temple, terminada con la coronación de la virgen (#) con un gran número de figuras diminutas y un coro de ángeles hecho con la diligencia más grande, donde tiene puesto en letras de oro su nombre. Considerando como artesano, en el tiempo en que este pintor, maravilloso, sin ninguna luz ni manera, como dio principio a la buena manera de dibujar y de pintar, es para tenerle veneración perpetua. Todavía hay otras tablas en la iglesia dicha, con muchas otras figuras, como sobre el sepulcro de mármol del aretino Carlo Marsupini, un crucifijo con la virgen y San Juan y la Magdalena al pié de la cruz. Y del otro lado de la iglesia, sobre la sepultura de Leonardo Aretino, un anunciación que está hacia el altar mayor, la cuál ha sido retocada por otros pintores modernos, como en el árbol de la cruz del refectorio, (# es de Taddeo Gaddi, así como los armarios) y de la historia de San Luis y una última cena; y en el sacristía, en los armarios, la historia de Cristo y de San Francisco.

En el Carmine, en la capilla de San Juan Bautista, trabajó la historia de su vida en varias obras (Parecen ser de Spinello Aretino, aunque solo quedan fragmentos en distintos museos tras el incendio de 1771), y en el Palacio de la Parte Güelfa de Florencia una pieza de la fe cristiana, pintada al fresco muy perfecta.

Fue llamado a Asís para terminar el trabajo comenzado de Cimabue, y pasando por Arezzo trabajó dentro de la capilla bautismal de San Francisco, y en una columna redonda, cerca de un bello y antiguo capitel corintio, pintó a San Francisco y Santo Domingo. En las afueras en el duomo de Arezzo un capillita, con la lapidación de San Esteban con una composición hermosa de figuras. Cuando estos trabajos estaban terminados marchó a Asís, para acabar la obra comenzada de Cimabue, donde adquirió la reputación más grande, por la calidad de las figuras que en ese trabajo hizo, en la cual se ve el orden, la proporción, la vivacidad y la facilidad con que le dotó la naturaleza y que hizo crecer Giotto con el estudio y el trabajo continuo. Luego pintó en la iglesia de Santa Maria de los Ángeles y, en la iglesia de los franciscanos de Asís, donde pintó en la iglesia de abajo. (en la edición Giuntina están descritas)

La gran reputación del artesano llegó a oídos del papa Benedicto XII de Tolosa (¿? 1334-1342) que, deseando hacer en san Pedro de Roma muchas pinturas para el ornamento de esa iglesia, envió a Toscana a un cortesano, que viese no solamente que hombre era este Giotto y los trabajos suyos, y aún los de otros maestros que fueran excelentes en la pintura y el mosaico. Después de hablar con muchos artista en Siena, y recopilando dibujos de ellos, marchó a Florencia para ver los trabajos que Giotto había practicado; y en una mañana, se llegó al taller de Giotto que trabajaba, y le expuso el pensamiento del papa y en que manera deseada incluir en ellos su trabajo, y por último le exigió algunos dibujos para enviarlos a su santidad. El Giotto, que estaba muy amable, hacia el cortesano tomado una hoja del papel y en aquél, con una brocha que había teñido de rojo, puso el brazo al flanco para hacer como de compás y dando la vuelta de la mano, haciendo alrededor de sí un círculo perfecto, Y entonces, volviendo sonriente la cara al cortesano dijo a él: "he ahí el dibujo". sintiéndose burlado el mandado del papa, le dijo: "¿y no tiene otro dibujo que este?" Giotto contestó: "demasiado y más que suficiente eso que he hecho: lo envías a Roma con las otras y ya verá si se entiende". Dejó el cortesano a Giotto, yendo no muy alegre con esta tarea, dudando gravemente de no ser burlado en Roma, y de ello hizo  muestras de no estar satisfecho al irse del taller, y enviado al papa todos los diseños, escribiendo en cada uno el nombre de quien era la mano. Tan bien como hizo la circunferencia diseñada de Giotto y de la manera que la hizo dar la vuelta, fuera del movimiento del brazo y sin compás, cuando fue sabido del papa y de muchos cortesanos, entendieron el significado de: en cuánto él, superaba en excelencia a el resto de los artesanos de su época. Y por lo tanto, cuando se divulgó, nació el familiar proverbio, y que todavía se usa mucho en nuestros tiempos: "más redondo que la o de Giotto". Este proverbio no es solamente un hermoso dicho, con mucho más significado, que consiste en la ambigüedad de lo redondo, otra cosa más que la figura circular que significa tardanza y tosquedad del talento. Por lo tanto el papa lo invitó a venir a Roma, honrándole con premios y reconocimiento, donde hizo la Tribuna de San Pedro y un ángel de siete brazos, pintado sobre el órgano, y de muchas otras pinturas, restauradas de otros pintores de nuestros días, y otras perdidas por los nuevos cimientos, y otras trasladadas del edificio viejo de San Pedro a la zona bajo los órganos; como una Virgen que estaba en una pared, que, porque no fuera destruida por su belleza y misericordia, se cortó y atándolo de vigas y hierros reconstruyéndolo gracias al amor del arte del doctor Messer Niccolò Acciaiuol, que también hizo otras restauraciones modernas de la pintura y de los yesos para el embellecimiento de este trabajo de Giotto. Es de su mano la nave de mosaico, hecha sobre las tres puertas del pórtico, en el patio de San Pedro (está prácticamente destruida, queda la famosa navicella), que era tan maravillosa, en su época por el diseño, orden y perfección, que fueron universales las alabanza que recibió de los artesanos, y otros talentos a quienes evoca meritoriamente.

Fue llamado a Nápoles por el rey Roberto, a quien hizo en la iglesia de santa Clara, iglesia donde realizó él, algunas capillas, y donde hay muchas historias del nuevo y viejo testamento, donde aún, ( solo queda #) en una capilla, hay muchas historias del Apocalipsis, imaginadas (según se dice) de Dante, que por entonces salió de Florencia y se refugió en Nápoles. En el castel dell´Uovo hizo muchos trabajos, y el particularmente en la capilla. Y era tan querido del rey, además de la pintura por su razonamiento, pues tenía máximas y respuestas muy ingeniosas, como cuando diciéndole el rey que deseaba hacerle primer hombre de Nápoles, "y para eso", contestó Giotto, "tomo alojamiento cerca de la puerta real para ser el primero en entrar en Nápoles". y otra vez, dicndole el rey: "Giotto, yo de usted, ahora que hace tanto calor, dejaba de pintar", le contestó: "y, si yo fuera usted, haría lo mismo ". Le mandó hacer muchas cosas en una sala que derribó el rey Alfonso para agrandar el castello, y cosas en la iglesia de Incoronata (son de discípulos suyos). Se Dice que el rey como capricho y chanza, le pidió un escudo de armas y Giotto le pintó un asno con el yugo, y otro yugo en el suelo, oliéndolo, como muestra de quererlo; y en uno y el otro las enseñas reales la corona verdadera y el cetro del poder. Pedido por tanto Giotto del rey, del significado de esta pintura, le dijo, que representaban los súbditos y su reinado, donde querían un señor nuevo cada día.

Dejando Nápoles, lo reclamó desde Roma donde estaba el Señor Malatesta de Rimini, que lo llevó a su ciudad encargándole muchas cosas en la iglesia de San Francisco, y que luego Segismundo, el hijo de Pandolfo, lo destruyo al rehacer la iglesia toda de nuevo. En el claustro del lugar, en el encuentro con la fachada de la iglesia, pintó la historia de la bendita Miguelina, (es un anacronismo) que era excelente y hermosa y de las cosas mas relevantes que Giotto hizo, por las consideraciones que este artesano al pintarla tuvo, entre otras la belleza de la ropa, y la prestancia y viveza del rostro de los hombres y las mujeres, que parecen vivos y milagroso, singularísima la bella joven a más no poder, que, para salir librada de la calumnia de adulterio, jura sobre un libro, con los ojos fijos apenas en los ojos del marido, que jurar le hizo por desconfianza al haberles nacido un hijo negro, ya que de ninguna manera lograba hacerle creer que fuera suyo. La Cara del esposo refleja en la expresión la cólera y la desconfianza, mientras que la frente de ella tiene la misericordia, y en sus ojos, quienes los contemplan, ven que llevan la inocencia por su sencillez, y notan el agravio que le están haciendo al hacerle jurar y acusarle públicamente de meretriz. El mismo gran efecto logró este ingenioso artesano en un enfermo de llagas; donde todas las mujeres que están alrededor, espantadas del hedor, se retuercen de asco, de la manera más graciosa. En otro cuadro pintó muchos lisiados en escorzo; y está la maravillosa la acción que hace la beata y el gesto a los usureros felices, que por el dinero de la venta de sus posesiones le desembolsan, para el darlo a los pobres, y le parece que el dinero de ellos apesta; y hay uno que, mientras que lo cuenta, le dicta al notario que escribe, mientras protege con desconfianza el dinero, haciéndonos saber, sutilmente, su avaricia. Demostró Giotto en estas tres figuras, que en el aire sujetan el vestido de San Francisco, y que representan la obediencia, la paciencia y la pobreza, estando pintados de una manera muy hermosa los dobleces del paño, y coloreados suavemente, que él, había nacido para dar la luz al arte de la pintura. Retrató al natural al Señor Malatesta en una claustro, que parece vivo; y algunos marineros y a gente con tal diligencia y en tales actitudes, donde demuestra su excelencia, al igual en una figura, que hablando con alguno se pone una mano y parece que escupe al mar. Y seguro, que entre todas las cosas hechas de Giotto en pintura, éste se puede decir que es una de las mejores, porque no hay figura, y tiene gran número, que no esté hecha con el artificio más grande y hermoso, y con actitud caprichosa. Y el Señor Malatesta no careció, al ver lo que nacía por haber llevado a su ciudad una las cosas mas hermosas del mundo, en recompensarlo y elogiarlo magníficamente.

Cuando terminó los trabajos de este señor, le rogó un prior florentino, que en la iglesia de San Cataldo, en esa ciudad, que pintase en el exterior en la puerta de la iglesia, un Santo Tomás de Aquino leyendo la lección a los frailes, y por la amistad que le tenía no careció en satisfacerlo, haciéndole una pintura digna de admiración. Y de allí fue a Ravena, y en San Juan Evangelista pintó una capilla que fue muy elogiada.

Se volvió entonces con gran fama y dineros a Florencia, y en san Marcos hizo un crucifijo en madera grande mayor que de natural, al temple sobre el campo del oro, que está puesto a mano derecha en la iglesia; y similar de este hizo otro en Santa Maria Novella, (#) en la cual estaba acompañado de Puccio Campanna mientras él trabajó, y sigue aún sobre la puerta mayor de entrada a la iglesia. Un San Luis pintó en el mismo lugar, en la pared derecha de la iglesia debajo de la sepultura de los Gaddi; y para los frailes que humillan la cabeza de Ogni Santi les hizo cuatro tablas entre otras, una virgen, con muchos ángeles alrededor y el hijo en brazos;(#) y un crucifijo grande en madera, de cuyo diseño Puccio Campana, pintó muchos por toda la Italia, tomando bien las maneras de Giotto. En la pared de la iglesia hay una tablilla, pintada al temple de la mano de Giotto con infinita diligencia y vivaz diseño, con la muerte de la virgen, y los Apóstoles que hacen las exequias, y Cristo que sostiene su espíritu en brazos; muy elogiada por pintores y artistas, y particularmente de Miguel Ángel Buonarroti, atribuyéndole la característica de resultar muy creíble, y las actitudes de las figuras que con la tolerancia más grande del arte expresan gracia, y mucha hermosura. Y es verdad que en esa época es un milagro ver lo que Giotto había aprendido de este arte sin maestro.

Siendo tan bellos los dibujos de Giotto, no solo se los pidieron para pintura sino también para escultura; por eso vino el gremio de mercaderes para que dibujase las puertas de bronce en el Baptisterio de San Juan Bautista, en orientación hacia la Misericordia, y para Andrea Pisano pintó todas las historias de San Juan Bautista para la bóveda de la puerta. En cuanto campanario de Santa María del Fiore, ya que había muerto Arnolfo el Tudesco, el maestro de esa obra, y los custodios de la iglesia deseaban su construcción, realizó la maqueta del campanario , demostrando lo que valía para la arquitectura, haciéndola Giotto a la manera tedesca al uso de ese tiempo, habiéndolo considerado, diseño todas las historias del ornamento de la obra, y distribuyó los apartados de colores blancos, negros y rojos en la maqueta, donde tenían que ir las piedras y los frisos con diligencia grandísima, ordenando que el perímetro fuera 100 braccia, 25 braccia cada lado de largo, y 144 braccia de alto la obra dio comienzo el año 1334 seguida de continuo, sin que pudiera verla acabada Giotto (nosotros si, #) pues le llegó la muerte interponiéndose.

Mientras la construcción de la obra hizo para las monjas de San Jorge, una tabla (#), y en la abadía de Florencia, en la iglesia en la puerta de dentro sobre el arco hizo, tres figuras de medio cuerpo, que la ignorancia de un abad la enlució de blanco para iluminar mejor la iglesia. En Florencia en la gran sala del Podestà, para dar respeto pintó el robo del común del pueblo; donde está sentado un juez con un cetro en mano, encima de la cabeza tiene la balanza equilibrada, por que administra con justicia las causas, y cuatro figuras que le ayudan, con el ánimo de la Fortaleza, con la prudencia de las leyes, con la Templanza de las palabras, y las armas de la Justicia; bella pintura, graciosa, apropiada y veraz.

Partió de Florencia para realizar algunas capillas demorándose mucho tiempo en la iglesia en honor del santo de Padua, y en la iglesia de la arena (célebre capilla de scrovegni) una Gloria Mundana, de gran fama. Y aún trabajó en Milán. Y retornó a Florencia, entregando su ánima a Dios el 8 de Enero de 1336, llorado por los artistas y dolidos los ciudadanos suyos, con honores y exequias convenientemente a su virtud fue llevado Giotto a la sepultura, en su patria, Florencia, digna de un genio como él. Siendo que aquel día, no hubo hombre, grande ni pequeño, que no mostrase signos de dolor y lágrimas por tanta pérdida, porque tan raras virtudes resplandecieron, meritoriamente, aún no siendo de sangre noble, con grandísima fama. Un discípulo suyo Taddeo Gaddi, continuó adelante con el campanario suyo de Santa María del Fiore, siguiendo el modelo de Giotto. Y es opinión de muchos, y no es arriesgado, que aún hizo las esculturas de la obra, y le son atribuidas dos historias de mármol en relieve hechas en el campanario, donde figuran las artes y sus principios, otros dicen que solo salieron de su mano los dibujos de estas historias.

Le dieron sepultura para su memoria en Santa María del Fiore, entrando a mano izquierda de la iglesia, tiene una lápida de mármol.

El mencionado Puccio Capanna y Taddeo fueron sus discípulos, que pintaron en Rimini en la iglesia de los frailes predicadores de San Cataldo, donde en igualdad pintó un voto, con un barco hundiéndose y gente que arroja cosas. Puccio se pintó de natural junto a un buen número de marineros. Octaviano Da Faenza, fue también discípulo suyo que pintó en Ferrara, para los monjes del Monte Olivete, muchas cosas en San Jorge; y en su patria Faenza, donde murió y vivió se ve en el arco de la iglesia encima de la puerta, San Pedro y San Pablo la Virgen y San Francisco. Y Guglielmo Da Forlí hombre prolífico, que trabajó en la capilla de Santo Domingo en su ciudad. Aprendió de Giotto Simone Sanese e igualmente Stefano Fiorentino y Pietro Cavallini Romano, e infinitos fueron los que le imitaron su maneras.

Los escritores lo mantuvieron en su memoria y en sus escritos, por ser una maravilla su fama, ya que fue el primero en reencontrar las maneras de pintar perdidas, El Magnifico Lorenzo el viejo de Medici, maravillado cada día de las cosas de este maestro, hizo, que esculpieran su efigie en mármol en Santa María del Fiore; el epitafio que se grabó de Messer Angelo Poliziano, alabando al hombre divino para que, quienes quieran alcanzar la excelencia se ejerciten en la profesión, y que merezcan un meritorio recuerdo en la memoria como el que se ha ganado tras su muerte, Giotto: 

ILLE EGO PER QVEM PICTVRA EXTINCTA REVIXIT
CVI QVAM RESTA MANVX TAM FVIT ET FACILIS
NATVRAE DEERAT NOSTRAE QVOD DEFVIT ARTI
PLVS LICVIT NVLLI PINGERE NEC MELIVS
MIRARIS TVRRIM EGREGIAM SACRO AERE SONANTEM?
HAEC QVOQVE DE MODVLO CREVITA ADD ASTA MEO
DENIQVE SVM IOTTVS. QVID OPUS FVIT ILLA REFERRE?
HOC NOMEN LONGI CARMINIS INSTAR ERIT.
(Aprox.) Yo volví a dar vida a la extinta pintura
con mi mano segura y hábil
solo defectuosa si lo fuera la naturaleza,
nadie pinto más ni mejor
¿Miráis la insigne torre de sacro sonido?
tal como la pensé así subió
sea que yo soy Giotto ¿para qué más?
mi nombre como un largo poema valdrá.
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